MADRID. El encargado de abrir la compuerta ha sido un hombre ataviado con un mono verde de la misión y, uno por uno, han ido saliendo de la "nave" todos los tripulantes, entre gritos de alegría y con el mono azul de la misión y zapatillas de deporte. El primero de ellos ha sido el comandante, el mayor del grupo, el ruso de 38 años Alexey Sitev. Colocados en fila, uno a uno han declarado sus sentimientos al salir a la luz y al final les han hecho entrega de una rosa roja a cada uno. El primero en dirigirse a los presentes ha sido de nuevo Sitev, quien ha señalado que todos los tripulantes se encuentran en buen estado de salud y, tras su salida de la "nave", es momento de continuar con los experimentos y analizar los datos recopilados.
El italo-colombiano, Diego Urbina, ha mostrado por su parte su agradecimiento a la ESA por haber podido participar en esta misión, al mismo tiempo que espera haber colaborado para que "la humanidad del mañana vea el amanecer en un planeta lejano pero que está al alcance" de los terrestres. "Ha sido un honor trabajar con cinco profesionales y personas admirables", ha apostillado.
Esta misión ha estado encabezada por el comandante ruso Alexey Sitev y en ella han participado igualmente: el italo-colombiano, Diego Urbina; el francés, Romain Charles; el chino, Wang Yue; y también los rusos Alexandr Smoleevskiy y Sukhob Kamolov. Según explica la ESA, los científicos aguardan "impacientes" los resultados de sus experimentos y la tripulación contaba las horas para volver a ver el Sol.
Durante estos 17 meses de misión simulada a Marte, los seis miembros de la tripulación de 'Mars500' han realizado un sinfín de experimentos científicos, que incluyen la monitorización de su actividad cerebral, el escaneo de sus cuerpos, la recogida de todo tipo de muestras y el control de su hábitat. "Los científicos están muy satisfechos con la calidad del material único que han recogido hasta ahora y están deseando tener acceso a los nuevos datos", señala la agencia espacial, al mismo tiempo que puntualiza que analizar toda la información recogida "llevará su tiempo".
MISIÓN CUMPLIDA
"La tripulación es capaz de sobrevivir al inevitable aislamiento que supone una misión de ida y vuelta a Marte. Desde el punto de vista psicológico, podemos lograrlo. La tripulación ha tenido sus momentos buenos y sus momentos malos, pero era algo que cabía esperar. De hecho, pensamos que iban a tener muchos más problemas, pero se han portado excepcionalmente bien", apunta la agencia europea del espacio.
Así, comenta que agosto fue "sin duda" el momento "más duro" para la tripulación puesto que se juntó la fase "más monótona" de la misión con las vacaciones de sus familiares y amigos, que no les podían enviar tantos mensajes como de costumbre y la comida "no era especialmente variada".
Sin embargo, recalca que la moral se recuperó al comenzar la fase final de la misión, cuando la tripulación volvió a recibir mensajes de apoyo al ritmo habitual y, especialmente, a partir del 15 de septiembre, cuando se eliminó el retardo artificial en las comunicaciones y fueron capaces de volver a hablar con 'Tierra' en tiempo real. "Los científicos ya han destacado la importancia de este experimento para un gran número de aplicaciones médicas en la Tierra", apoya la ESA.
UN VIAJE REAL
La agencia explica a su vez que los astronautas de una misión real a Marte se tendrán que enfrentar a nuevos retos psicológicos puesto que estarán en alerta constante, ya que en caso de emergencia no podrán abrir la escotilla de la nave y salir a la calle.
"Vista desde Marte, la Tierra no será más que una estrella entre muchas otras, lo que puede crear un fuerte sentimiento de desapego, que no haría más que sumarse al resto de factores de estrés", agrega. Además, añade que las condiciones de microgravedad y la radiación tampoco lo van a poner más fácil e indica que algunos de estos factores psicológicos se pueden evaluar con estudios de reposo prolongado en cama y a través de las expediciones que permanecen completamente aisladas en la Antártida durante el largo y oscuro invierno.
Finalmente, concluye que los resultados de 'Mars500' no se limitan a la experiencia de las seis personas en aislamiento sino que también abarcan el esfuerzo de la cooperación internacional para su desarrollo y toda la infraestructura necesaria para la simulación, en la que han trabajado de forma conjunta China, Rusia y Europa.