LONDRES. En un comunicado difundido en Londres, AI constata que las tropas leales al dictador han cometido muchos excesos durante el conflicto -muchos de ellos equivalentes a crímenes de guerra-, pero, asegura, lo mismo han hecho las milicias antigadafistas.
"Las nuevas autoridades (en alusión al CNT) deben romper con los abusos de las últimas cuatro décadas y establecer nuevos estándares, con prioridad a los derechos humanos", declaró uno de los directores de Amnistía, Claudio Cordone.
Cordone dijo que el CNT tiene la responsabilidad "de hacer las cosas de otra manera, e iniciar una reforma urgente sobre derechos humanos".
Amnistía presentó hoy un informe de más de 100 páginas, titulado "La batalla por Libia: asesinatos, desapariciones y torturas", en el que documenta con ejemplos sobre el terreno las tropelías cometidas por ambos bandos.
En el documento se denuncia que, durante el conflicto, las fuerzas gadafistas perpetraron ataques indiscriminados, asesinatos en masa de prisioneros, tortura, desapariciones y detenciones arbitrarias, lo cual podría equivaler a crímenes de guerra.
Por parte de los rebeldes, la organización documentó "ajustes de cuentas", incluido el linchamiento de soldados por ejemplo cuando las tropas del dictador fueron expulsadas del este de Libia.
Además, cuando el CNT tomó el control de ciudades como Al Bayda, Bengasi, Derna o Misrata en febrero, esas milicias hicieron redadas domiciiarias y asesinaron y atacaron a supuestos mercenarios libios de raza negra o del África subsahariana.
Amnistía recuerda que es un crimen de guerra matar a prisioneros.
Dado que aún queda parte del territorio en disputa, AI teme que, si no se pone remedio, esta pauta de conducta persista, lo que pone particlarmente en riesgo a los extranjeros de países africanos.
Más de un tercio de los detenidos en presidios de Trípoli y Zawiya son extranjeros, de acuerdo con el rumor de que Gadafi estaba usando mercenarios del África subsahariana. Sin embargo, Amnistía cree que la mayoría de esos reclusos son trabajadores emigrantes, y no combatientes.
En su comunicado, AI aplaude la iniciativa del CNT de presentar el pasado mayo un código de conducta para sus fuerzas, al amparo de la legislción internacional, y de enviar mensajes a los móviles de los usuarios libios pidiendo que no cometieran actos de venganza y que trataran bien a los prisioneros.
Sin embargo, queda mucho por hacer, afirma la organización, y la prioridad de las nuevas autoridades debe ser reformar el sistema de justicia y asegurar que los delitos no quedan impunes y que hay reparación para las víctimas.
Además, el CNT debe poner todos los centros de detención bajo el control del Ministerio de Justicia y Derechos humanos y garantizar que las detenciones las llevan a cabo las autoridades y no los "thuwwar" (revolucionarios).
AI, que ha recogido el testimonio de 200 personas tras las caídas de Zawiya y Trípoli, denuncia que cientos de libios han sido aprehendidos en sus hogares, trabajos, puntos de control o en la propia calle.
Muchos detenidos han sido golpeados e insultados y algunos han denunciado haber sido disparados tras su arresto.
Amnistía pidió al CNT que investigue los abusos de ambos bandos con la intención de procesar a los culpables y de reparar a las víctimas, para poner fin así a cuatro décadas de opresión y violaciones de los derechos.