washington. Diez años después de los atentados del 11-S se han prevenido al menos cuarenta complots terroristas de inspiración islamista que han tenido como objetivo a Estados Unidos. Una casi total efectividad que ha sido posible gracias a la diligencia de las fuerzas de seguridad y a la ayuda de la población, pero también por la ineptitud de los terroristas.
Según un estudio de Souther Poverty Law Center, treinta de estos ataques fallidos fueron planeados por terroristas locales y más de la mitad desde 2009. "Los terroristas islamistas locales representan un amenaza real para el país", afirma Mark Potok, editor del informe, que asegura que esta minoría no representa a los musulmanes. Los extremistas han cambiado su modus operandi y ahora intentan radicalizar musulmanes que viven y trabajan en los Estados Unidos. Estos terroristas islámicos locales se dividen en tres grupos: inmigrantes de primera generación y residentes legales; hijos de inmigrantes que vinieron de niños a Estados Unidos; y conversos radicales.
Entre los atentados descubiertos contra Estados Unidos está el diseñado por Faisal Shahzad, un paquistaní de 30 años nacionalizado estadounidense que aparcó una furgoneta cargada de explosivos en la céntrica plaza Times Square de Nueva York en mayo de 2010. La ayuda de los ciudadanos fue esencial para evitar un desastre. Por ello, la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Janet Napolitano, presentó hace unas semanas nuevos anuncios dentro de la campaña If you see something, say something (Si ve algo, diga algo) para implicar a los ciudadanos en la alerta de posibles atentados. "Hemos detectado que ahora los complots son más pequeños, en los que están implicados menos personas, y más difíciles de detectar" para los servicios de inteligencia. Gracias al poder de Internet, los reclutadores de terroristas pueden llegar a todos los rincones del mundo. Según un informe de la policía de Nueva York, la radicalización de jóvenes musulmanes empieza en las escuelas estadounidenses a una edad en la que son particularmente influenciables y vulnerables. Estos jóvenes se sienten excluidos socialmente y buscan refugio en la Red.