Londres. Abul Hakim Belhaj, comandante de la milicia rebelde en Trípoli, fue torturado por el régimen de Gadafi después de ser detenido en 2004 y entregado a Libia en una operación de la CIA y del MI6, informan varios medios británicos.

Belhaj fue detenido en el año 2004 en Malasia y llevado después a Bangkok antes de ser trasladado a Trípoli, según informa la BBC. "Lo que me pasó a mí y a mi familia es ilegal. Merece una disculpa por lo que me pasó a mí cuando fui capturado y torturado, por todas las cosas ilegales, empezando por la información facilitada a la seguridad libia, el interrogatorio en Bangkok", declaró Belhaj a la cadena BBC. Su caso salió a la luz tras revelarse este fin de semana documentos secretos hallados entre los escombros de la embajada británica en Trípoli, que indican que hubo vínculos entre los servicios de espionaje británicos y los servicios de seguridad de Gadafi en las operaciones de los vuelos secretos de la CIA. Uno de esos documentos de la CIA, citado por la BBC, fue encontrado por la organización estadounidense Human Rights Watch y muestra que británicos y libios colaboraron para trasladar a otro sospechoso de terrorismo -identificado como Abu Munhtir- de Hong Kong a Trípoli junto con su esposa e hijos pese al riesgo de ser torturado.

Según el diario The Guardian, Hakim Belhaj ha exigido a los gobiernos de EEUU y Reino Unido una disculpa y se plantea demandarlos. The Guardian recuerda que durante años, funcionarios del MI5 y del MI6 negaron que sus agencias fueran cómplices en esas operaciones organizadas por EEUU después de los atentados del 11-S.

Londres informaba a Trípoli Estos documentos revelan el alcance de los estrechos vínculos que mantenía el exdictador libio con el Reino Unido y EEUU, hasta el punto de que Londres facilitó al régimen de Libia información sobre opositores al líder libio.

Según esas informaciones, que comenzaron a divulgarse el pasado fin de semana, los servicios secretos británicos MI5 pidieron a sus colegas del régimen de Gadafi información sobre los interrogatorios que se hacían en Libia a sospechosos terroristas. Ante la publicidad de estas actuaciones, el primer ministro británico, David Cameron, anunció ayer que se investigarán los supuestos vínculos entre los servicios de inteligencia del Reino Unido y los servicios de seguridad libios.

Un portavoz del primer ministro británico, David Cameron, afirmó ayer que la investigación -a cargo de Peter Gibson, antiguo magistrado del Tribunal de Apelaciones que desde 2006 supervisa la actividad de los servicios secretos- examinará "las nuevas acusaciones". Mientras, sobre el terreno, más de 1.000 combatientes rebeldes esperaban ayer en una zona del frente a unos 70 kilómetros de la desértica ciudad de Bani Walid. En la víspera se había informado aún de que las conversaciones con los líderes tribales del feudo gadafista habían quedado interrumpidas. "Esperamos la orden de ataque de la cúpula militar", dijo un miliciano rebelde al canal árabe Al Jazeera. Pero los líderes de la insurgencia quieren evitar los combates. La actitud se corresponde con el ánimo en los cafés de Trípoli, a unos 150 kilómetros de distancia. "Ya hubo suficientes víctimas en esta guerra", decía ayer el estudiante Rami Moaz. "¿Para qué más muertos?" Según datos de los rebeldes, hasta 50.000 personas han muerto desde que empezaron las revueltas en febrero. También la idea del "bastión gadafista" es relativa. Comandantes rebeldes sostienen que la gran mayoría de habitantes de Bani Walid los apoya. Y reporteros informan desde una zona cercana al frente en Tarhuna que muchos milicianos son jóvenes de Bani Walid. Frente a frente están así miembros del influyente clan Warfalla, durante mucho tiempo la base de poder del régimen de Gadafi. Si los rebeldes atacan y se organiza de verdad una resistencia en la ciudad, habría entonces combates entre libios de la misma tribu.