PARÍS. El ex director gerente del FMI Dominique Strauss-Kahn regresó hoy a Francia, donde se espera que en los próximos días dé explicaciones sobre las acusaciones en su contra por agresión sexual y clarifique su futuro político.
Strauss-Kahn, sonriente, apareció junto a su mujer, Anne Sinclair, en las primeras imágenes en suelo francés a su regreso de 16 semanas de tormenta judicial en Estados Unidos y se encargó de anunciar, por boca de su consejera de prensa, que hoy no iba a hacer declaraciones, sin precisar cuándo se producirán ni en qué formato.
La llegada desde Nueva York a París de Strauss-Kahn con Sinclair se produjo en medio de un torbellino mediático pese a que el hasta hace cuatro meses director del Fondo Monetario Internacional (FMI) y principal favorito para ganar las elecciones presidenciales francesas en 2012 tomó el vuelo anterior al previsto.
Sin embargo, cuando su avión tocó tierra pocos minutos después de las 07.00 hora local, decenas de periodistas lo estaban esperando en la terminal del aeropuerto Charles de Gaulle, además de un nutrido cordón policial que lo protegió de todo acoso y de alguna acción de protesta, que se había contemplado pero que al final no se produjo.
Un numeroso grupo de motoristas con cámaras siguió al político socialista desde al aeropuerto hasta su casa en la céntrica plaza de los Vosgos, uno de los lugares más exclusivos de París, donde de nuevo el matrimonio apareció sonriente, aunque silencioso con la prensa, de la que él se despidió con un "hasta pronto".
A falta de confirmación pública del entorno del interesado, la hipótesis que gana más terreno es que Strauss-Kahn hablará en una entrevista en televisión, y más probablemente en el telediario de más audiencia del país, el de la noche del canal privado "TF1".
Esa intervención, para la que se baraja la fecha del próximo viernes y con una entrevistadora -la periodista Claire Chazal- conocida por su animadversión hacia los rumores y por no inmiscuirse en la vida privada de sus invitados, le permitiría ofrecer una explicación muy controlada sobre las acusaciones de agresión sexual.
Sus abogados le han aconsejado no dar detalles sobre lo que ocurrió en la mañana del pasado 14 de mayo en la habitación que ocupaba en el hotel Sofitel de Nueva York con la empleada Naffissatou Diallo, que luego lo denunció por haberla agredido sexualmente.
Pese a que la Fiscalía estadounidense retirara el pasado 23 de agosto la acusación de agresión sexual, el caso va a continuar dada la voluntad de Diallo de demandar a Strauss-Kahn por lo civil para reclamarle una indemnización.
Además, en Francia el político tiene abierta desde el mes de julio otra demanda, de la periodista y escritora Tristane Banon, que le acusa de haber intentado violarla en febrero de 2003.
La cadena de televisión "France 2" avanzó hoy que la Justicia francesa ha organizado para la próxima semana un interrogatorio de Strauss-Kahn para que pueda aportar personalmente su versión de unos hechos que él ya calificó de "imaginarios" y a los que replicó inmediatamente con una denuncia por calumnias contra Banon.
Esas cuestiones pesarán en el futuro político del dignatario socialista, quien también debería dar pistas sobre sus ambiciones en ese terreno, en particular explicar su posicionamiento de cara a las primarias socialistas, que los demás candidatos han encarrilado sin él.
De hecho, el retorno a la escena política del que hasta hace cuatro meses era uno de los principales activos del Partido Socialista para ganar a Nicolas Sarkozy la presidencia de Francia en los comicios de la primavera de 2012 es un engorro para la mayor parte de los candidatos, que en este tiempo han marcado distancias con él.
Las encuestas de los últimos días evidencian que la inmensa mayoría de los franceses no solo no quieren que Strauss-Kahn vuelva a la primera línea del debate político, sino que muestran sus preferencias por otros candidatos socialistas con capacidad para vencer a Sarkozy.
Así, según el sondeo de Ifop publicado hoy por "Le Journal du Dimanche", François Hollande ganaría en una segunda vuelta con un 59 % de los votos al actual jefe del Estado, quien obtendría un 41 %.
Lo mismo ocurriría si la candidata socialista fuera Martine Aubry, que conseguiría un 54 % de los sufragios en la segunda vuelta frente a un 46 % para Sarkozy.