Pekín. El artista y disidente chino Ai Weiwei lanzó ayer su primer ataque contra el Gobierno chino desde su liberación en una columna de opinión, a pesar del pacto de silencio que acordó con las autoridades a cambio de su excarcelación tras 81 días de detención. "Pekín es un pesadilla. Una pesadilla constante", sostiene Ai en su artículo, publicado en la revista Newsweek, en el acusa al régimen chino de negar a los ciudadanos sus derechos básicos. "Verán escuelas de emigrantes que cierran. Verán hospitales en los que suturan a los pacientes, y cuando descubren que estos no tienen dinero, les quitan los puntos. Es una ciudad de violencia", señala el artista, de 54 años. Ai fue liberado en junio, pero pesan sobre él acusaciones de evasión de impuestos que tanto el artista como su familia han negado, al considerarlos una excusa para silenciar sus opiniones.

"Lo peor de Pekín es que nunca puedes confiar en su sistema judicial. Sin confianza, no se puede identificar nada: es como una tormenta de arena -prosigue en su columna-, todo cambia constantemente según la voluntad de otro, de quien está en el poder". Hijo del venerado poeta revolucionario Ai Qing, el artista manifiesta en su columna no sentirse identificado con Pekín. "No se consiguen respuestas de las autoridades, mi esposa ha estado escribiendo peticiones cada día, haciendo llamadas a la comisaría cada día. ¿Dónde está mi marido? Solo díganme dónde está mi marido. No hay papeles, no hay información", señala.

El creador chino más conocido en el extranjero y feroz crítico del régimen comunista hasta su detención concluye su columna con una similitud entre Pekín y El Castillo, de Kafka, al alegar que son "ciudades con condiciones mentales. Pekín es una pesadilla, es una pesadilla constante". Con esta publicación, el artista chino vuelve a retar el pacto de silencio que mantiene con el régimen después de que el pasado 9 de agosto denunciara en su cuenta de Twitter las detenciones y malos tratos que han sufrido otros allegados y disidentes. Su detención fue la de mayor calado entre las centenares que el régimen comunista chino lleva a cabo desde febrero, en una campaña de amenazas, acoso, detenciones y torturas contra disidentes, intelectuales, abogados y artistas.

Según los familiares de Ai, el creador del Nido de Pájaro, uno de las principales construcciones de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, obtuvo su libertad a cambio de mantener silencio en Internet y de no conceder entrevistas a la prensa para hablar sobre su cautiverio. La familia explicó a Efe en junio que Ai había sufrido torturas psicológicas durante los tres meses de encierro, ya que dos guardias lo miraban fijamente las 24 horas del día, incluso cuando se estaba duchando, y estuvo recluido en un pequeño espacio en el que solo había una cama y donde decidió empezar a caminar sin descanso.

"No sé si las autoridades van a hacer algo contra mí", señaló ayer Ai Weiwei a Efe en conversación telefónica. "Yo no diría que (mi columna) es una crítica, sino más bien mi opinión sobre la ciudad. Sigo sufriendo restricciones, como publicar en Twitter o dar entrevistas a la prensa".