El Gobierno australiano anunció ayer un impuesto de 23 dólares locales (24,7 dólares estadounidenses o 17,3 euros) por tonelada de dióxido de carbono, con el objetivo de luchar contra el cambio climático. La medida, que entrará en vigor a partir del 1 de julio del año que viene, afectará a unas 500 grandes empresas contaminadoras, principalmente del sector eléctrico, minero y de la energía. El impuesto aumentará anualmente un 2,5% en términos reales hasta 2015, año en que se dará paso a un esquema de comercio de emisiones similar al de la Unión Europea (UE) donde el mercado internacional fijará los precios.