Bruselas. La mayoría de países de la Unión Europea, incluida España, respaldaron ayer a facilitar la reintroducción temporal de controles fronterizos dentro del territorio comunitario en caso de flujos masivos de inmigrantes, tal y como exigían Francia e Italia. Aunque España, Bélgica y Malta fueron los Estados miembros más reticentes a la reforma del acuerdo de Schengen por considerar que las reglas actuales ya permiten responder a estas situaciones, finalmente respaldaron la iniciativa avalada también por la Comisión Europea. "La posición clara de todos los Estados miembros y de la Comisión es que el libre movimiento de personas por el territorio de la UE es uno de los logros clave de la Unión y que tenemos que salvaguardarlo", dijo el ministro húngaro del Interior, Sándor Pintér, cuyo país ocupa la presidencia de turno de la UE.
Era una forma de lanzar en positivo lo que en realidad es la posibilidad de imponer fronteras de quita y pon a determinados movimientos migratorios o incluso personas, el Ejecutivo europeo no lo vendió así: "Hay una gran unanimidad sobre que Schengen es algo que hay que defender. El hecho de poder viajar de Finlandia a Malta o de Portugal a Estonia, sin controles fronterizos es algo muy valioso, un regalo para los ciudadanos", dijo por su parte la comisaria de Interior, Cecilia Malmström.
Problema Pero la duda está en los criterios que permitirán a los países reinstaurar sus fronteras. En este sentido, la comisaria de Interior defendió "la posibilidad de reintroducir temporalmente controles fronterizos, pero sólo como último recurso, en condiciones muy definidas y con una base comunitaria". Sin embargo, ésto será difícil ya que la mayoría de los Estados miembros (una quincena) que ayer respaldaron la reforma apuestan porque la decisión final de activar las fronteras corresponda a cada país, sin supervisión de la UE, puesto que el control de fronteras es competencia nacional. Alemania y Austria fueron las delegaciones más categóricas en este sentido, mientras que Francia está más abierta a un mecanismo de arbitraje.
La concreción de los protocolos a aplicar corresponderá al Ejecutivo que preside Durao Barroso, aunque la cuestión volverá a discutirse en la reunión de ministros del Interior de la UE que se celebra en junio y el visto bueno definitivo lo deberá obtener en la cumbre de líderes europeos que tendrá lugar a finales de ese mismo mes.
Sólo Chipre, que todavía no forma parte del espacio Schengen, se opuso abiertamente a cualquier reforma. Reforzar las fronteras exteriores de la UE, mejorar la cooperación con los países de origen de los inmigrantes y aumentar la solidaridad entre los Estados miembros, es la fórmula que defienden España, Bélgica y Malta, países que consideran que si se llevan a cabo esas políticas combinadas, no hará falta reintroducir fronteras.