Bruselas. La amenaza radioactiva de Japón ha activado todas las alarmas en Europa y ha reabierto el viejo debate sobre la seguridad de las centrales nucleares, que regresa con la misma fuerza que el tsunami que asoló el pasado viernes la costa nipona. Tal es la preocupación por el estado de salud de los 143 reactores nucleares que funcionan en Europa que el comisario de energía, Günter Oettinger, ha convocado hoy una reunión de crisis en Bruselas a la que asistirán representantes de las 27 autoridades nacionales de energía nuclear, directores de las centrales europeas, de las empresas que las gestionan y los ministros de energía. El objetivo: analizar los planes de contingencia de cada Estado miembro, las medidas de seguridad frente a terremotos y los sistemas de emergencia con que cuentan para enfriar los reactores en caso de avería.

Y es que prueba de que la preocupación es máxima es que algunos gobiernos no han esperado ni un segundo a tomar medidas para revisar su política energética. La canciller alemana, Angela Merkel, que se enfrenta con difícil pronóstico para su partido a elecciones en tres de los landers este mismo mes, anunció ayer una moratoria de tres meses para la ley aprobada por su gobierno a finales del año pasado y que contempla prolongar de media 12 años la vida de las 17 centrales con que cuenta Alemania, 8 años para las más antiguas y 14 las más modernas que producen en total el 26% de su electricidad que consumen. Una decisión muy criticada y tan impopular que ha vuelto a sacar a las calles a miles de manifestantes a los que ayer Merkel intentó calmar con mensajes "de debates sinceros" y promesas de que "no habrá tabúes en la verificación de la seguridad".

También el ministro de finanzas finlandés, Mauri Pekkarinen, anunció ayer "una revisión de los riesgos de seguridad y del suministro eléctrico y su funcionamiento en todas las situaciones" mientras que Reino Unido ha pedido a su inspector jefe nuclear un informe sobre las implicaciones de la crisis. Y aunque no pertenece a la familia comunitaria, lo mismo ha hecho Suiza. Suspenden la concesión de licencias para construir tres centrales y revisarán las normas de seguridad de las cinco con que cuenta el país. Decisiones que coinciden con la petición realizada ayer por Austria, un país hostil a todo lo que significa nuclear, de realizar pruebas de estrés a todos los reactores situados en territorio europeo. Una idea que los ministros de medioambiente de la UE acogieron ayer positivamente. Y es que tal y como reconoció la comisaria de cambio climático, Connie Hedegaard, "desgraciadamente esta historia es muy seria y no ha terminado todavía".

debate dentro de la derecha Donde se ha abierto otro debate sobre la energía nuclear es el seno del PP ya que mientras el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons señalaba ayer que la catástrofe de Japón cuestiona la seguridad de todas las infraestructuras en Europa, incluidas las nucleares, pero no su naturaleza o su utilidad. Por contra, el senador y presidente fundador del PP, Manuel Fraga, expresaba su preocupación por la catástrofe de Japón y pedía abrir una reflexión sobre el impacto de las centrales nucleares. Mediando en la polémica, el líder del PP, Mariano Rajoy, aseguraba que la situación del país nipón es de indefinición en este momento y que no había que tomar decisiones precipitadas ni improvisar con este tema, según informaron ayer fuentes del Partido Popular.

El presidente de la Autoridad de la Seguridad Nuclear (ASN) de Francia, André-Claude Lacoste, dijo ayer que el accidente de la central de Fukushima podría ser de nivel 5 o 6 sobre una escala de 7, por encima del nivel 4 que ha admitido Japón. "Tengo la sensación de que estamos al menos al nivel 5 y quizá a nivel 6" por lo que se ha sobrepasado el nivel de la central estadounidense de "Three Mile Island sin llegar al del Chernobil" indicó en una rueda de prensa en la que señaló que no se puede "excluir" que se alcance el escalón máximo de catástrofe. El experto galo en seguridad atómica aseguró que "no hay duda de que se ha producido un principio de fusión del núcleo de los reactores 1 y 3 de la central", y también del número 2, y vaticinó que "estamos al principio de una crisis que podría durar semanas". La ASN añadió en un comunicado que "globalmente, los desechos radioactivos en el entorno son importantes", tras el terremoto y el posterior tsunami que ha sufrido Japón y que ha tenido "consecuencias sobre una decena de reactores nucleares". "En función del avance de la fusión del núcleo (...) las emisiones radioactivas pueden volverse mucho más importantes" en función de la resistencia de la estructura.