Bengasi. Las fuerzas del régimen libio contraatacaron por tierra y aire en varios puntos y detuvieron el avance rebelde hacia Sirte, localidad natal de Muamar al Gadafi.

El líder libio retó a la ONU a investigar la situación sobre el terreno, y poco después la UE anunció el envío de una misión de observación a Trípoli.

Las brigadas gadafistas lanzaron ayer una gran ofensiva por el este, que les llevó a atacar por tierra Misrata y por aire Ras Lanuf, que volvió a manos del régimen, al tiempo que obligó a replegarse a los revolucionarios en su camino hacia Sirte, a la que tenían previsto llegar ayer, según Al Jazeera.

Las últimas informaciones procedentes del enclave petrolero de Ras Lanuf aseguraban que la fuerza leal a Gadafi lanzó un contraataque y barrió a la resistencia.

Es una pérdida muy importante para los revolucionarios, pues cuenta con dos aeródromos y está a 640 kilómetros de Trípoli y a 200 de Sirte, cuya anunciada toma por los revolucionarios se vio truncada por el despliegue del poderío bélico que conserva Gadafi frente a milicianos con alta moral de combate y poco adiestramiento e indefensión frente a la superioridad aérea enemiga.

Además, las fuerzas leales a Gadafi atacaron de nuevo con blindados en la cercada ciudad de Al Zauiya, donde existen graves problemas de abastecimiento y comunicaciones.

En medio de la intensificación de los combates, Gadafi retó a la comunidad internacional al asegurar que quiere que le investigue la ONU, en una entrevista publicada por el periódico francés Journal du Dimanche. "Vamos a permitir a esa comisión que vaya a ver sobre el terreno, sin ningún obstáculo", dijo.

Su declaración coincidió con el anuncio de que la La Alta Representante de la Unión Europea, Catherine Ashton, envió ayer un equipo de observación a Libia para analizar la situación sobre el terreno antes de la cumbre extraordinaria de líderes europeos del viernes.

Por su parte, la dirección rebelde libia rechazó ayer cualquier diálogo con una misión británica que llegó a la zona bajo su control y que abandonó Libia, al considerar que había entrado "de manera ilegal".

"Damos la bienvenida a cualquier delegación británica, pero tiene que ser de manera oficial", Abdelhafiz Ghoga, en una rueda de prensa que ofreció en la ciudad de Bengasi.

La dirección rebelde anunció que tenía en su poder a ocho ciudadanos británicos detenidos en las inmediaciones de Tobruk (este), a donde llegaron en un helicóptero.

Desde Londres se dijo que esa misión, de la que formaba parte un diplomático, intentaba contactar con el Consejo Nacional libio creado para representar a la zona que ha caído en manos de los rebeldes.

El portavoz rebelde dijo que los británicos, un diplomático y sus escoltas, a quienes se les confiscaron los equipos que trajeron a Bengasi, fueron bien tratados y agregó que "probablemente ya están en su camino de vuelta". Ghoga rechazó que este incidente haya generado una crisis con el Reino Unido.

Los militares, miembros de las fuerzas especiales británicas SAS, embarcaron con destino a Malta en el HMS Cumberland, informó Al Jazeera. Según una de sus reporteras, antes de embarcar le mostraron una carta oficial que explicaba que acompañaban a un diplomático que trataba de contactar con el mando rebelde.