Trípoli. El líder libio Muamar el Gadafi, tras dejar claro que no tiene intención de abandonar el poder, hizo ayer un llamamiento a la población para combatir a los rebeldes que, después de haber reforzado el control sobre el este del país avanza ahora por el oeste y se encuentran ya a las puertas de Trípoli, donde tiene cercado al dictador.

En un mensaje telefónico retransmitido simultáneamente por las tres cadenas de televisión libias, Gadafi volvió a acusar a los contestatarios de ser "jóvenes locos y drogados, manipulados por los servicios extranjeros y que sirven a Al Qaeda y Bin Laden".

Esta afirmación fue rápidamente desmentida por el ministro de Justicia dimisionario, Mustafá Abdeljalil, que declaró a la cadena de televisión catarí Al Jazeera, que los propósitos de Gadafi son "fantasiosos" y que "no existen ni Al Qaeda ni otras organizaciones terroristas" en el suelo libio. "Salid a las calles, capturarlos y detener a sus jefes" recomendó a sus compatriotas el líder libio, y afirmó que su país "avanza hacia la guerra civil, la catástrofe".

Sin aparecer físicamente como en el discurso del martes, Gadafi, que decía dirigirse a los habitantes de la localidad de Zaouiya, volvió a significar de forma rotunda que no dimitirá ya que él no detenta el poder en Libia.

Entretanto, los sangrientos ataques contra los manifestantes prosiguen, mientras la rebelión se propaga al oeste y al sur del país donde nuevas ciudades han caído en las manos de los que se oponen al régimen de Trípoli. En las primeras horas del día de ayer, una de las brigadas fieles al coronel Gadafi lanzó un ataque particularmente encarnizado con armas pesadas contra los rebeldes en la localidad de Zauiya, a unos cien kilómetros de la capital, con un balance de cien muertos y decenas de heridos.

El diario electrónico Quryna afirmó que el escuadrón que ha atacado esta ciudad bajo control rebelde desde hace tres días, procedía de la localidad vecina de Sebrata y que tras la agresión millares de habitantes encolerizados invadieron las calles. "Las gentes de Zauiya han conseguido armas y a partir de ahora se constituyen en un movimiento de liberación. Algunos combatientes se dirigen por carretera a Trípoli", declaró a Al Jazeera un testigo llamado Rabie Cheikh.

Otro batallón capitaneado por el propio hijo de Gadafi, perpetró un asalto contra la localidad de Mesrata, el este de Trípoli. En este caso, los rebeldes opusieron feroz resistencia, deteniendo el ataque y obligando a los agresores a huir fuera de la ciudad. Al sudeste de Libia, otra ciudad, El Koufra, cayó bajo el control de los rebeldes. Estos han destruido todos los símbolos del régimen, particularmente han desmantelado las fuerzas de seguridad, según las fuentes.

El mismo escenario se ha repetido en Zuara, a 120 kilómetros de la capital, donde los revolucionarios han derrotado a los policías y los militares.

Lo que sí han conseguido los opositores es el control de las principales terminales petrolíferas situadas al este de Trípoli. Según han informado residentes en Bengasi, las plantas petrolíferas ya están en manos de rebeldes. Los residentes confirman que las terminales de Ras Lanuf y Marsa El Brega están siendo protegidas.