tobruk. Gadafi podría haber perdido el control de la zona este del país. Así al menos se desprende de las informaciones que ayer apuntaban a que las Fuerzas Armadas libias acantonadas en torno a la frontera con Egipto se habrían sublevado contra el régimen para unirse a quienes demandan cambios. "Toda la zona oriental están fuera del control de Gadafi; el pueblo y el Ejército trabajan codo con codo aquí", aseguraba el ex comandante Hany Saad Marjaa al corresponsal de Reuters, uno de los primeros periodistas extranjeros que han entrado en Libia desde que se iniciara el levantamiento popular. La misma fuente asegura que ya existe un "Ejército rebelde anti-Gadafi" que estaría controlando los pasos fronterizos con Egipto y recibiendo ayuda y apoyo desde el país vecino.
miedo El foco de esa rebelión armada que deja a Libia a las puertas de una guerra civil estaría en la ciudad de Tobruk. Allá rebeldes contrarios a Gadafi armados con palos y fusiles de asalto AK-47 reciben a los visitantes. Y es contra ellos contra quien estaría preparando una ofensiva el régimen de Gadafi que podría haber comenzado ya. Según testigos de la revuelta citados por la misma agencia, en el horizonte de la ciudad se podía percibir a última hora una densa humareda procedente de un depósito de municiones bombardeado por las tropas leales a uno de los hijos de Gadafi. Según esos testimonios, "no fue una explosión casual".
Cientos de egipcios que han salido de Libia en camiones y tractores, confirman la existencia de esos enfrentamientos y los justifican como respuesta a la violencia ejercida por el Estado contra los manifestantes antigubernamentales. Un habitante de la localidad libia de Al Baida, en el este del país, aseguraba este martes que las Fuerzas Armadas mataron al menos 26 vecinos, entre ellos su propio hermano. Los libios "tienen miedo de su propia sombra, los niños no pueden dormir, es como si viviéramos en otro planeta", declaraba Marai al Mahry, miembro de la tribu Ashraf y hermano de Ahmed al Mahry, fallecido durante la represión.
marcha Otro testigo que había huido de la ciudad de Bengasi, aseguró a Reuters que al menos 2.000 personas habían sido asesinadas allí, aunque esta cifra que no ha sido confirmada. Ante esta situación el ministro de Interior y general del Ejército, Abdul Fatah Yunis, anunció ayer su dimisión e instó a las Fuerzas Armadas a unirse al pueblo en su lucha "por sus legítimas demandas", informaba Al Yazira. En un comunicado que leyó en una grabación difundida por el canal qatarí, con uniforme y sentado en la mesa de lo que parece ser su despacho, el ministro dijo que se une a "la revolución del 17 de febrero". "El bombardeo contra la población civil es lo que me ha hecho unirme a la revolución, nunca imaginé que íbamos a llegar a disparar contra la gente". Yunis aseguró además que la Libia del líder, Muamar Gadafi, "se ha desmoronado" y que el régimen ha "traicionado a la revolución". "Expreso mi fe en las demandas del pueblo y en su legitimidad", dijo el general y subrayó que "las Fuerzas Armadas deben estar al servicio de la gente".
Yunis era uno de los más estrechos colaboradores de Gadafi y formaba parte del movimiento de los entonces coroneles que, junto a él, llevaron a cabo un golpe de Estado para acceder al poder en 1969.