Londres. El ex presidente de EEUU George W. Bush defiende, en sus memorias tituladas Decision Points (momentos decisivos), torturas como la "asfixia simulada" porque "salvan vidas". En declaraciones al diario británico The Times, que ha comenzado a publicar su libro por entregas, Bush reconoce que tres personas fueron sometidas a esas prácticas, que él justifica porque "ayudaron a frustrar sendos atentados contra el aeropuerto de Heathrow y Canary Wharf". Bush confirma haber autorizado el "recurso" a la tortura para sacar por la fuerza información a Jalid Sheij Mohammed, el cerebro de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos y lo justifica porque fue la decisión "correcta". "Capturamos a ese tipo, el principal agente operativo de Al Qaeda, que había matado a 3.000 personas", dice Bush, y agrega: "Considerábamos que tenía información sobre otro ataque. Pero él nos dice que sólo hablará con nosotros en presencia de su abogado. Y yo pregunto: ¿qué opciones teníamos que fuesen legales?".
Pero esta no es la única sorpresa del libro de memorias del ex presidente norteamericano. Bush, asegura también que se quedó "sorprendido e irritado" cuando las fuerzas norteamericanas no encontraron las armas de destrucción masiva en Irak: "Nadie quedó más sorprendido que yo. Tenía sensación de asco cada vez que pensaba en ello, y sigo teniéndola", declaró en una entrevista concedida a la NBC. No obstante, insiste en que atacar en 2003 al régimen de Sadam Hussein "no fue un error" y, al respecto, asegura que invadir Irak no fue idea suya sino que él fue la voz "disidente" dentro de su ejecutivo pero que, cuando se tomó la decisión, la hizo suya.
En esa misma entrevista, Bush declaró que los dos grandes "errores personales" de su mandato fueron la gestión de los desastres causados por el huracán Katrina en Nueva Orleans y el discurso de "Misión Cumplida" que pronunció a bordo del portaaviones USS Abraham Lincoln al término de la primera fase de la invasión de Irak. "No hay duda de que fue un error", declaró Bush, en referencia al discurso en el portaaviones en el que se le veía eufrórico.