washington. El presidente de EEUU, Barack Obama, asumió ayer la responsabilidad ante la "paliza" recibida por los demócratas en las legislativas del martes, y expresó su voluntad de colaborar con los republicanos. Obama ofreció una rueda de prensa para analizar los resultados electorales, que conceden a los republicanos una clara mayoría en la Cámara de Representantes y recorta en seis escaños la ventaja de diez de que disfrutaban hasta ahora los demócratas en el Senado.
Un contrito presidente, que reconoció que los comicios fueron "una paliza" y una llamada de atención, consideró que los votos muestran que "la gente está profundamente frustrada" con el ritmo de la economía, algo en lo que admitió su responsabilidad. Como presidente, dijo, "mi principal tarea es conseguir una economía robusta, y por ello tengo que aceptar la responsabilidad de que no hemos logrado los progresos que deberíamos". "No cabe duda de que la principal preocupación de la gente es la economía", insistió.
El cambio en la correlación de fuerzas en el Congreso obligará al presidente, que hasta ahora se había apoyado en las amplias mayorías demócratas en el Capitolio, a modificar su estrategia política y sus prioridades. En esta faceta Obama expresó su disposición a colaborar con los republicanos. Así, el líder de los demócratas reveló que ya la misma noche electoral telefoneó a los líderes contrarios en el Congreso, John Boehner y Mitch McConnell, a los que manifestó su disposición a "encontrar terreno común, hacer avanzar este país y conseguir cosas en favor del pueblo estadounidense".
agenda Una de sus primeras batallas será llegar a un consenso con los republicanos sobre el futuro de los recortes de impuestos aprobados en el mandato de su predecesor, George W. Bush, que expiran en diciembre. Los republicanos quieren prorrogarlos y Obama pretende eliminarlos para quienes ingresen más de 250.000 dólares anuales.
Entre las posibles áreas de colaboración con el partido Republicano, Obama citó la educación, la energía y el cambio climático. Expresó también su deseo de que el Congreso derogue, en un acuerdo de ambos partidos, la ley actual que prohíbe a los homosexuales declarados integrarse en las Fuerzas Armadas de EEUU.
Pero también pareció reconocer que han quedado atrás los tiempos en que su Gobierno acometió reformas exhaustivas. Entre otras cosas, los votantes parecen haber castigado a los demócratas en las urnas por la reforma del sistema sanitario, que sigue siendo muy impopular nueve meses después. Así, Obama pareció descartar una ley amplia de reforma energética, que hubiera sido una de sus grandes prioridades de haber triunfado los demócratas, y aludió en cambio a la colaboración con los republicanos para aprobar aspectos particulares, como la energía nuclear o los estándares para los automóviles.
Un aspecto que brilló por su ausencia, fue la inmigración y eso que en sus numerosas declaraciones y mítines antes de los comicios, Obama -que prometió una reforma migratoria en su campaña presidencial- había insistido en que continuaría su presión en favor de la medida. >efe