Washington. Los republicanos parten como los grandes favoritos para las elecciones legislativas de hoy en Estados Unidos, según las últimas encuestas divulgadas ayer, que los colocan entre seis y quince puntos por encima de sus rivales demócratas. Así, el último sondeo de la firma Gallup coloca al Partido Republicano a cabeza con un 55% de la intención de voto frente al 40% del Partido Demócrata. Otra encuesta conjunta del diario The Wall Street Journal y la cadena de televisión NBC pronostica también un gran avance de los republicanos ante la que describen como "frustración" con el presidente Barack Obama y el Congreso, de mayoría demócrata -casi la mitad de los votantes que se inclinan por un Congreso controlado por los republicanos aseguran que el suyo es un "voto de protesta"-.

Pero el gran interrogante no es quién ganará las legislativas en las que se renueva el total de la Cámara de Representantes, de 435 escaños, 37 de los 100 senadores, otros tantos gobernadores y varios puestos estatales y locales, sino "por cuánto ganarán los republicanos". Nate Silver, autor del blog FiveThirtyEight, que predijo correctamente los resultados en todos los estados del país durante las presidenciales del 2008, afirma que dadas las distintas conclusiones de las encuestas "es difícil predecir el tamaño de la ola republicana". Éstos necesitan 39 escaños para hacerse con la mayoría en la Cámara de Representantes y 10 para alcanzarla en el Senado. Según el modelo de simulación de FiveThirtyEight, los conservadores lograrán unos 53 escaños en la Cámara de Representantes, mientras que en el Senado lograrán unos siete. Si los pronósticos aciertan, será la primera vez en los últimos 80 años en los que el Senado de Estados Unidos no cambia de liderazgo al mismo tiempo que la Cámara de Representantes.

Agenda complicada El previsible cambio de fuerzas en el Congreso promete complicar la agenda de gobierno de los demócratas y alterar el rumbo de la presidencia de Barack Obama. El propio asesor político del presidente, David Axelrod, recordó ayer que algunos de los grandes temas pendientes, como la reforma migratoria, no podrán acometerse sin el apoyo de los republicanos. Los líderes demócratas han insistido durante la reñida campaña para estas legislativas que asumieron el timón del país con la peor crisis de los últimos setenta años, que, recordaron, se gestó con George W. Bush. A su favor esgrimen el argumento de que han estabilizado la economía y piden más tiempo para finalizar las reformas emprendidas. Pero un electorado oprimido por un desempleo de casi el 10% no parece dispuesto a darles otra oportunidad.

La votación para legalizar la marihuana en California será otro de los puntos de interés de estas elecciones. La llamada Propuesta 19 llegará a las urnas californianas con pocos visos de prosperar, según las últimas encuestas, que indican que sólo un 42% de los electores apoyará una medida que tiene en contra a un 49% de la población. En caso de salir adelante, la propuesta entraría en conflicto con las leyes federales, que mantienen la marihuana en su lista de sustancias prohibidas, y soliviantaría a los socios latinoamericanos en la lucha contra el narco.