Estrasburgo. Abusiva, injustificable, discriminatoria. Así calificaron ayer la mayoría de los grupos políticos del Parlamento Europeo la política de expulsiones de ciudadanos de etnia gitana aplicada por el Gobierno francés. La condena fue total. Prácticamente todas las formaciones, salvo el PPE, mostraron durante el debate celebrado en el pleno de Estrasburgo su disconformidad con las medidas adoptadas por el Eliseo y atacaron con dureza a una Comisión Europea que sigue sin estar en disposición de determinar si las deportaciones violan o no la libre circulación de personas, uno de los pilares básicos en la construcción europea, y la Carta de Derechos Fundamentales.

Lo cierto es que tras semanas de polémica, los eurodiputados esperaban mucho más de Bruselas y, sobre todo, claridad de la vicepresidenta y comisaria de justicia, Viviane Reding. Pero lo único que recibieron fueron guiños al gobierno francés, sobre su "franca colaboración" en la investigación, mensajes de que son "los Estados los responsables de garantizar el orden público y la seguridad" y palabras sobre la necesidad de integración. Declaraciones como estas arrancaron el enfado de los eurodiputados, apenas un centenar, presentes en el hemiciclo. "Lo que dice no es ninguna respuesta. Quiero saber si Francia ha violado o no la legislación europea. Cree a pies juntillas lo que dice el ministro francés. Me parece escandaloso", le espetó el socialista Hannes Swowoda.

Salvo los conservadores y los euroescépticos que denunciaron la manipulación del debate, socialistas, liberales, verdes e izquierda unitaria lamentaron las escasas aclaraciones. "Pare ya de negar la realidad. La justicia ha dicho que el gobierno francés está abusando de la población gitana así que asuma su responsabilidad", dijo la ecologista Helene Flautre. Muchos fueron también los que insistieron en que se está utilizando a esta minoría como chivo expiatorio y que Francia se está aprovechando de su vulnerabilidad. Todo esto, pese al intento del presidente José Manuel Durao Barroso de calmar los ánimos durante su intervención en el debate sobre el estado de la Unión: "El racismo y la xenofobia no tienen cabida en Europa (...) Debemos actuar con responsabilidad. Hago un llamamiento para no despertar los fantasmas del pasado de Europa", advirtió sin llegar a mencionar siquiera a Francia o a los gitanos. Fue Reding, poco después, quien tuvo que explicar que Bruselas sigue sin disponer del informe jurídico. "No está todavía terminado. No tenemos todas las pruebas de si hay discriminación o no, si se han aplicado las garantías procedimentales en un análisis caso por caso", explicó. La votación de la resolución se producirá el jueves. Socialistas, liberales, verdes e izquierda europea pactaron anoche un texto común de condena.