santiago de chile. La organización y la rutina de actividades que adoptaron los 33 mineros chilenos atrapados les permitió sobrevivir durante los 17 días que se tardó en contactar con ellos, dijeron ayer integrantes de los equipos de rescate que se comunicaron con los trabajadores. Capitaneados por Luis Urzúa, un jefe de turno de 54 años, los atrapados racionaron la comida, consistente en atún y melocotón en conserva, galletas y leche; también hicieron una excavación para extraer agua.
Otra clave fue que, tras detectar que la zona donde se encontraba el refugio contaba con poca ventilación, los mineros se movieron y se ubicaron en lugares con menor temperatura y, por tanto, con mejor calidad del aire.
Además, los mineros establecieron turnos de vigilancia ante la posibilidad de nuevos derrumbes y obtuvieron luz para sus cascos de las baterías de varios vehículos que quedaron también atrapados el pasado 5 de agosto.
Los 33 trabajadores, que en todo momento se mantuvieron ocupados en labores de limpieza u otras tareas, "usaron su experiencia para acceder a energía, alimentación y procurar tener el bienestar que necesitaban", dijo el coordinador de las maniobras de rescate, Manuel Fortt.
Andrés Sougarret, la persona responsable de las perforaciones efectuadas para llegar a ellos, también se mostró sorprendido porque al ser contactados, los mineros mostraron "mucho conocimiento, noción del tiempo, el día y la hora que era. La verdad es que la condición de ellos es óptima", comentó. Mientras, en la superficie, familiares y amigos de los atrapados escriben cartas que son enviadas al subsuelo por el conducto excavado por la sonda que el pasado domingo permitió verificar que los trabajadores estaban vivos.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, confirmó ayer que el rescate de los 33 obreros que permanecen desde el pasado 5 de agosto atrapados en una mina del norte del país tardará varios meses e indicó que podrán estar con sus familias "en Navidad y Año Nuevo". Tras esta noticia las cartas que envían los familiares a los trabajadores son revisadas por especialistas para que éstas no alteren el estado de ánimo de los trabajadores, que serán preparados de forma paulatina para esperar varios meses en la profundidad de la mina antes de ser rescatados. Por su parte el embajador de Chile en España, Sergio Romero, dijo ayer que el rescate requiere "no sólo esfuerzo de un país, sino que sería aleccionador y gratificante poder contar con la colaboración internacional".