sidney. La primera ministra de Australia, Julia Gillard, inició ayer de forma oficial y con un marcado acento económico la campaña electoral para la reelección de su Partido Laborista en los comicios legislativos del próximo sábado.
Gillard emprendió la campaña cinco días antes de la votación con un tono triunfalista y haciendo una versión del eslogan de Barack Obama Sí, nosotros podemos, que pronunció durante las elecciones presidenciales estadounidenses de 2008.
"Sí, nosotros podremos avanzar con confianza y optimismo", dijo la primera ministra a los seguidores del partido que acudieron al mitin. Entre los asistentes se encontraba Rudd, a quien el pasado junio arrebató la jefatura del Ejecutivo y del partido de centro izquierda por medio de una revuelta interna, así como Bob Hawke, ex primer ministro de Australia de 1983 a 1991.
La primera ministra centró buena parte de su intervención en citar las medidas adoptadas por el Gobierno laborista para crear puestos de trabajo y revitalizar la economía, que se comprometió a mejorar con un superávit en el presupuesto estatal de 2013. "Sí, vamos a mantener nuestra economía en crecimiento día tras día", señaló Gillard, la primera mujer que gobierna Australia.
Además de comprometerse a ampliar las prestaciones sociales, Guillard aseguró que en el caso de que su partido renueve el mandato de tres años, desarrollará el plan de dotar al 93% de los hogares australianos de Internet para permitir, entre otras cosas, hacer consultas médicas virtuales.
Un proyecto del que se comenzó a hablar durante la etapa de Rudd como primer ministro y que supondrá un desembolso cercano a los 43.000 millones de dólares australianos (38.000 millones de dólares estadounidenses, 29.694 millones de euros).
Sin embargo, en su discurso no mencionó la presencia militar de Australia en Afganistán ni hizo alusión a la política exterior, pero Gillard sí criticó a su rival del Partido Liberal y líder de la oposición conservadora, Tony Abbott.
El Partido Laborista encabeza los sondeos de opinión sobre la intención de voto cuando queda menos de una semana para los comicios, que de vencerlos supondría el segundo mandato de tres años.