TOKIO. La crisis ha llegado también a los bares en Japón, donde el arraigado consumo de la cerveza tradicional se ha visto desplazado por el de sucedáneos más baratos, populares y de peor calidad.
Pese a que Japón es un país cervecero -el séptimo del mundo por volumen, según datos de 2008-, el mercado de esa bebida alcohólica está de capa caída, con ventas que desde 2007 descienden a un ritmo cercano al 2 por ciento anual, tras haber tocado su máximo a mediados de la década de 1990.
Solo entre enero y marzo el suministro de las cinco mayores empresas cerveceras de Japón cayó un 5,7 por ciento interanual hasta el mínimo histórico de 86,13 millones de cajas, equivalentes a más de 1.700 millones de botellas de 633 mililitros, según datos oficiales difundidos hoy.
De esa cantidad, sin embargo, sólo el 47,5 por ciento es cerveza "tradicional", la compuesta a partir de cebada, malta u otros cereales y aromatizada con lúpulo, y que en Japón popularizan marcas de conocida raigambre y calidad como Sapporo, Kirin o Asahi.
Cerca de un 18 por ciento de la cantidad restante corresponde al llamado "happoshu", una pseudocerveza que con la original comparte el color, cierto sabor y la graduación alcohólica, pero cuyo contenido en malta es mucho menor y que, sobre todo, cuesta la mitad.
El "happoshu" (literalmente "licor gaseoso") lo creó en 1994 la licorera Suntory con un éxito que llevó a otras grandes cerveceras niponas a seguirle los pasos, encabezadas por Kirin (que controla el 37,3 por ciento del mercado nipón de la cerveza) y Asahi (el 35,3 por ciento).
La enorme popularidad de este nuevo producto llevó a los fabricantes a adentrarse en el mercado de la cerveza "low cost" y crear una gama aún más baja, la de las llamadas "cervezas de tercera categoría", que pueden costar hasta cuatro veces menos.
Éstas son bebidas alcohólicas que no contienen malta pero tratan de replicar su sabor a través de otros ingredientes que pueden ir desde soja hasa maíz o guisantes, y que es todavía más barata que la "happoshu".
Las "cervezas de tercera categoría" acapararon en los tres primeros meses de 2010 el 34 por ciento del mercado nipón de la cerveza, según los datos difundidos hoy por los fabricantes, que han decidido apostar fuerte por este producto.
Así, han anunciado que entre abril y junio aumentarán su producción de "tercera categoría" entre un 20 y un 45 por ciento para responder a la demanda de un mercado cervecero que cada vez aparece más seco.
La visión de los miles de empleados que a la salida del trabajo se reúnen en los bares maletín en mano sigue siendo habitual en Tokio, pero cada vez es más frecuente verlos con otro tipo de licores, en lugar de con la acostumbrada jarra de cerveza.
Uno de los más populares es el shochu: a diferencia del sake -un vino de arroz de entre 13 y 20 grados de alcohol-, éste es un licor que puede tener entre 20 y 40 grados de alcohol y se elabora a partir de varios ingredientes como arroz, cebada y patata.
El tradicional sake también mantiene su espacio, aunque su consumo fue superado por el del shochu ya en la década de 1990.
Y el vino, aunque poco a poco, también se está haciendo un hueco en las mesas niponas, pese a que todavía apenas representa el 7,5 del alcohol total que se consume.
Ante este panorama, la industria cervecera nipona ha vuelto la vista al extranjero y trata de ganar cuota en el reñido mercado internacional de esa bebida, con adquisiciones como la del grupo Orangina de Schweppes por parte de Suntory.
Además, con el fin de dar un sello distintivo a la cerveza de uno de los países más tecnológicos del mundo, se han lanzado campañas como la de Asahi, que desde hace algunos años envía pequeños robots-camareros a algunos pubs del Reino Unido para servir su cerveza.
Pero quizá la más original sea la de Sapporo, que el año pasado anunció la fabricación de la primera "cerveza espacial", elaborada con cebada cultivada en la Estación Espacial Internacional.
En este caso la demanda superó ampliamente la oferta, limitada a 1.500 botellines de 330 mililitros.