PRAGA. El presidente de EEUU, Barack Obama, emprendió hoy regreso de Praga a Washington, donde preparará la cumbre sobre seguridad atómica de la próxima semana en la que el objetivo será asegurar los materiales nucleares en todo el mundo.

El presidente estadounidense, que antes de partir se reunió hoy con su colega checo, Vaclav Klaus, abandonó poco antes de las 11.00 horas locales (09.00 GMT) Praga, donde el jueves firmó con el presidente ruso, Dmitri Medvédev, un nuevo tratado de desarme nuclear START que limita a 1.550 las cabezas nucleares para cada país.

A su llegada a Washington le esperan los últimos preparativos para la cumbre sobre seguridad nuclear el lunes y martes, a la que están invitados 47 países y donde el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha cancelado su asistencia.

El objetivo de esa cumbre, según ha afirmado la Casa Blanca, es conseguir medidas y compromisos concretos de los países para garantizar la seguridad de todos los materiales nucleares en un plazo de cuatro años, de modo que se evite que puedan caer en manos de grupos terroristas o de regímenes hostiles.

La nueva estrategia nuclear de EEUU, que se hizo pública el pasado martes, considera el terrorismo nuclear la gran amenaza de la actualidad.

A la cumbre de Washington han confirmado su asistencia líderes como el presidente chino, Hu Jintao; el primer ministro indio, Manmohan Singh, o el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.

Los mandatarios comenzarán a llegar el domingo por la tarde. El lunes, la mayor parte de la jornada se dedicará a reuniones bilaterales, antes de concluir con una cena de trabajo.

El martes, los líderes celebrarán dos sesiones plenarias, que concluirán con una rueda de prensa y una declaración final.

La cumbre no tiene previsto en su agenda oficial centrarse en países concretos, pero los programas nucleares de Corea del Norte y de Irán estarán en las mentes de todos durante los debates.

Ninguno de los dos países está invitado a la reunión en Washington.

Obama aprovechará la cumbre para recabar apoyo a un conjunto de nuevas sanciones contra el programa atómico iraní, que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad -EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia y China- más Alemania abordan desde este jueves en la sede de la ONU en Nueva York.

En concreto, tiene previsto reunirse el lunes con el presidente chino para presionarle a que dé su visto bueno a las sanciones.

Hasta ahora, Pekín es el miembro permanente del Consejo de Seguridad más renuente a imponer nuevas medidas contra Irán.

El jueves, tras la firma del nuevo START, Obama y el presidente ruso lanzaron una dura advertencia contra el régimen de Mahmud Ahmadineyad.

En la bilateral de más de hora y media que ambos mandatarios sostuvieron, esas sanciones ocuparon una parte principal. Medvédev explicó a Obama qué es lo que está dispuesto a aceptar y lo que no.

Su viceministro de Exteriores, Serguéi Ribakov, sostuvo que Rusia no aceptará un embargo a los productos refinados de petróleo hacia Irán, al considerar que supondría una fuerte carga contra el pueblo iraní.

Medvédev indicó que Rusia apoyaría "sanciones inteligentes" que no perjudiquen a la población iraní ni busquen un cambio de régimen pero sí induzcan a un cambio de comportamiento del presidente Mahmud Ahmadineyad.

El presidente estadounidense tiene previstas también bilaterales con líderes como la canciller alemana, Angela Merkel; el rey Abdulá de Jordania o el primer ministro paquistaní, Yusef Raza Gilani.

Esta semana, en una entrevista concedida al diario "The New York Times", Obama indicó que en esta cumbre "nuestra expectativa no es una declaración vaga y blanda de que no queremos ver materiales nucleares desperdigados".

"Anticipamos un comunicado que deje muy claro cómo vamos a lograr dejar bajo llave todos los materiales nucleares en los próximos cuatro años", declaró el presidente estadounidense.

A juicio de la Casa Blanca, la firma del nuevo START da a EEUU la autoridad moral para exigir compromisos concretos al resto de los países. EEUU, alega, puede demostrar que ya cumple su parte.

Un comunicado contundente, como el que busca Obama, supondría un importante impulso para la próxima gran cita atómica: la reunión en la ONU para la actualización del Tratado de No Proliferación nuclear (TNP) en mayo.