Para conducir un vehículo debes estar en unas condiciones físicas y psíquicas óptimas debido al riesgo que pueden tener tus acciones al volante para tu seguridad y la del resto de los usuarios de la carretera.
Por eso la Dirección General de Tráfico (DGT) es muy rigurosa a la hora de obtener o renovar el carné de conducir con las posibles dolencias que tenga el solicitante.
Las pruebas que validen la aptitud del conductor deben llevarse a cabo apara ello que que se un centro de reconocimiento de conductores homologado que será el que certifique su idoneidad para ponerse al volante de un vehículo.
En muchas ocasiones es un mero trámite tras revisar el historial del conductor y realizar las pruebas físicas y psicotécnicas determinadas por la DGT.
Pero debes saber si vas a realizar este trámite que existen numerosas dolencias y enfermedades que puede afectar al conductor al momento de estar frente al volante y que imposibilitarán el hecho que pueda conducir un vehículo.
Tráfico lo tiene claro y ha elaborado ha hecho un listado con las enfermedades o patologías que pueden influir a la hora de conducir un coche.
Así, los pacientes que sufran estas dolencias, a priori, no podrán sacarse el carné o renovarlo, a no ser que cuenten con un informe médico que certifique su aptitud para conducir.
La lista de la DGT recoge nueve categorías de enfermedades: vasculares, cardiacas, psiquiátricas, neurológicas, endocrinas, digestivas, respiratorias, oncológicas, crónicas y degenerativas.
Tráfico argumenta que existen varios estudios científicos que demuestran que cuando los conductores sufren alguna de las enfermedades catalogadas tienen "mayor riesgo de sufrir un accidente". Sobre todo, a la DGT le preocupa especialmente las dolencias relacionadas con las "enfermedades mentales y la demencia". En cifras, el riesgo de que un conductor de edad avanzada y con los primeros signos de esta enfermedad degenerativa cometa una infracción o se vea involucrado en un accidente es de 2,5 a 8 veces mayor que en personas sanas.
Eso sí, debes tener en cuenta que el diagnóstico inicial de una enfermedad no supone automáticamente una incapacidad para volver a conducir, ya que dependerá de la "evolución de la enfermedad y de la condición física del paciente". Para ello, deberá ser evaluado de forma periódica, al igual que el resto de los conductores, pero con más frecuencia. Eso sí, si estás incluido en uno de estos supuestos, tras la revisión médica no consigues ser declarado apto, y a pesar de ello te cazan al volante te enfrentas a una multa de hasta 6.000 euros.
Entre las enfermedades respiratorias que limitan la capacidad de conducir, la DGT ha incluido en su revista Tráfico y seguridad vial la apnea del sueño y la disnea permanente en reposo o esfuerzo leve. Esta última dolencia no permite al conductor renovar su permiso de conducir, señala el documento.
El trasplante renal y la nefropatía con diálisis exigen especial seguimiento médico del conductor. Las crisis y pérdida de conciencia son incompatibles con la conducción, y serán de especial vigilancia la epilepsia y el accidente isquémico transitorio.
En cuanto a las enfermedades vasculares, la disección o el aneurisma de grandes vasos requieren de una mayor frecuencia de renovación del permiso de conducir siempre que el conductor cuente con la aprobación del especialista. Lo mismo sucede con los pacientes que se enfrenten a trastornos oncohemáticos y a dolencias oncológicas.
Hipotiroidismo, paratiroides, y los pacientes con diabetes dependientes de la insulina también tienen limitada la renovación de su carné de conducir en función del estado de su enfermedad. Las arritmias, infartos agudos, y aquellos pacientes que porten marcapasos, prótesis valvulares o desfibriladores automáticos, deben contar con una vigilancia especial de su evolución médica para renovar su permiso de conducir.
En relación a las psiquiátricas, si no tienes un informe médico favorable no se puede conducir con demencias y trastorno de ansiedad, abuso y dependencia de alcohol y drogas, trastorno del sueño, ansiedad y depresión, trastornos catatónicos y de la personalidad y trastorno obsesivo compulsivo.