EL anagrama ST, que identifica a las ejecuciones entusiastas del repertorio Ford, ya luce en la proa del Fiesta. El utilitario se reinventa en esta interpretación dotada de un temperamento y una puesta en escena inequívocamente deportivos. La evolución está provocada por la resolutiva motorización EcoBoost gasolina -1,6 litros de 182 CV- que palpita en el vano delantero. Los concesionarios de la marca ya sirven esta apasionada versión, capaz de rodar a 220 km/h y de progresar hasta 100 km/h en 6,9 segundos, que cuesta 21.750 euros.

El Fiesta ST pone rumbo al escueto pero últimamente concurrido mercado de los compactos efusivos. Por tarifa y por rendimiento ocupa en el mismo una posición intermedia. La nueva versión adapta a sus condiciones el envase de tres puertas, ataviado con una indumentaria de fino estilo 'racing'.

Recibe una generosa rejilla y un poderoso difusor trasero, asientos Recaro e incluso una caja de resonancia activa concebida para transmitir al habitáculo un rugido del motor acorde a su naturaleza.

La comedida parafernalia ornamental se completa con pertinentes ajustes técnicos: dirección y frenos más contundentes, suspensión fortalecida y rebajada, calzado apropiado, etc. El Fiesta ST incorpora sistemas como el Ford Vectoring Control (frena la rueda delantera interior al girar para ganar agarre y atenuar el subviraje), control electrónico de estabilidad desconectable y transmisión manual de seis marchas.

El motor actual entrega un 20% más de potencia que el dos litros empleado en la primera generación. Brinda reacciones ágiles, que no vertiginosas o díscolas. Cuando se cambia el pilotaje por una conducción sosegada sacia su sed con 5,9 litros de promedio oficial, lo que propicia acercarse al nivel ideal de emisiones de dióxido de carbono (138 g/km).