Hasta catorce entorchados distintos podría lucir la fachada del grupo Lejarza si éste tuviera una única sede. Ochenta años de vida dan mucho de sí y permiten ir incorporando y sustituyendo compañeros de viaje. El consorcio mantiene un tronco común pero extiende sus ramas en varias direcciones. Por un lado está la automoción clásica, donde desempeña la representación de marcas como Nissan, Peugeot (turismos y scooters), Suzuki, Infiniti y DFSK. Asimismo, asume la distribución de productos para la industria, manutención y construcción. Una de las últimas actividades que ha incorporado es la transformación de motores de gasolina a Autogas.

La más conocida es la que se ocupa de la venta de turismos, comerciales y todoterrenos. Lejarza debutó en esta vertiente de la automoción. Aunque empezó montando y vendiendo camiones, la consolidación del negocio se produjo a mitad del siglo pasado tras unir su nombre a la marca Ebro. Aquellas furgonetas y camiones, de hocico afilado primero y luego completamente chato, conforman la memoria visual de varias generaciones de espectadores del Nodo.

La eclosión de firmas en la década de los ochenta enriqueció la oferta y complicó mucho la elección de coche. Nissan apostó de inmediato por Lejarza -Miguel Delgado fue el presidente de sus concesionarios entre 1998 y 2002-, que pertenece a la primera remesa de distribuidores. Se encargó de popularizar los Patrol y Terrano, luego las Vanette y el Almera, ilustres y longevos predecesores de las creaciones actuales. Herederos de aquellos recios 4x4 son los actuales crossover de la marca japonesa, también pionera en difundir la tecnología del automóvil eléctrico con el Leaf.

En 1996 se alcanza el compromiso de colaboración con Peugeot. "Era la que más volumen de mercado nos daba y la que más me gustaba entre las posibles", recuerda Delgado. Hoy también detenta la representación de la gama de dos ruedas de la firma del león. Tres años más tarde Lejarza se incorpora a la familia Suzuki, una marca que irrumpió con fuerza y ahora mantiene un perfil más bajo.

La apuesta más ambiciosa del grupo se materializó en 2010 con la llegada de Infiniti. La división de élite de Nissan le encomendó su delegación en Bizkaia y zonas limítrofes justo en el instante en el que la situación del mercado comenzaba a ser poco propicia para productos tan sofisticados y costosos. La aventura no termina ahí. Acaba de sumarse al consorcio la marca china DFSK de industriales ligeros de bajo coste y pronto puede haber alguna sorpresa.

En el capítulo eminentemente profesional el grupo es concesionario oficial de maquinaria de obra pública Volvo, de carretillas Nissan Forklift y Manitou, de martillos hidráulicos Chicago Pneumatic, de máquinas de construcción Sandvik, forestales Ponsse y excavadoras Mecalac.