Cuando Renault Sport graba sus siglas en la solapa de un automóvil sobran las explicaciones. La división deportiva de la firma francesa disfruta vertiendo buena parte las conclusiones extraídas de su dilatada experiencia en la competición sobre modelos presuntamente de calle. Los resultados suelen ser explosivos. El más reciente elige como soporte al joven Clio, transformado en un bólido de 200 caballos dispuesto a trasmitir sensaciones intensas a pilotos expertos y a aspirantes con buenos fundamentos. La marca lo saca a la venta por 24.400 euros.

La creación deportiva se camufla esta vez bajo un inesperado formato de cinco puertas, en cuyo vano delantero esconde un motor con 200 CV. Es un cuatro cilindros 1.6 con inyección directa y turbo-alimentación que va asociado a una transmisión de doble embrague EDC (Efficient Dual Clutch). Consume un 25% menos que su antecesor atmosférico de dos litros (homologa 6,3 litros de promedio), mejorando la velocidad punta (acredita 230 km/h) y el poder para acelerar (6,7 segundos hasta 100 km/h).

El R.S. readapta a sus exigencias las características del Clio convencional (unión al suelo, equipo de frenos, calzado, etc.). Ofrece, por ejemplo, el sistema RS Drive, que ajusta la cartografía del motor y de la caja de velocidades, la respuesta de ESC y ASR, así como el tacto de la dirección asistida, para brindar tres modos de respuesta diferentes del coche (normal, deportivo y de competición). La fogosa versión disfruta de unas completas dotaciones, entre las que figura el dispositivo táctil R Link, que incluye navegador y conexión a internet.