Una de las personas que más alegrías le ha dado a España me ha mantenido ciertamente preocupado. La durísima operación de acoso y derribo por parte de los medios de comunicación afines al bando contrario y el vertido de mentiras terminaron traspasando todos los límites, por lo que puso sobre la mesa la opción de abandonar su puesto al frente del barco. Tras conocer la noticia, los miembros de su grupo, ante la ausencia de otro líder tan carismático y adecuado como él, se han empeñado en convencerle de que su tiempo aún no ha terminado y que merecía la pena replantearse su decisión y mantenerse en el cargo. Incluso parte de la ciudadanía y sus seguidores le han mostrado su apoyo y han suplicado que se quedara, o al menos eso se nos ha vendido. Afortunadamente, el mencionado héroe ha entrado en razón y, reforzado por el apoyo de los suyos y bajo el discurso de “me necesitan” y “rectificar es de sabios”, ha decidido continuar hasta el final de su mandato. Hablo del técnico del Barça Xavi Hernández, obviamente, aunque me sorprendería que Sánchez no hubiera tomado nota y no siguiera hoy sus pasos. Nunca voy a apoyar las mentiras de los ultras del Real Madrid ni de la ultraderecha, pero tampoco me gusta que se juegue con nosotros.