Cuando unas elecciones se perfilan en el horizonte los objetivos son variados, pero, a la hora de la verdad, las dos cuestiones fundamentales pasan por la identidad del ganador y por la de quien finalmente gobierna, que no siempre se corresponden. Si a los sondeos electorales hay que atenerse, el mapa que se perfila sería bastante similar al que actualmente rige tanto en la Diputación Foral de Álava como en el Ayuntamiento de Vitoria. La mayoría que en estos momentos sitúa a Ramiro González al frente del Palacio de la Provincia con el respaldo que los votos del PSE le ofrecen al liderazgo del PNV aseguraría por tercera legislatura consecutiva un mandato sólido para que el Territorio siga avanzando, como lo ha hecho en unos últimos años en los que gracias a su fortaleza ha sido capaz de sortear las crisis mundiales para mantener a Álava entre las provincias más pujantes. La aspiración de esa sociedad gubernamental compuesta por jeltzales y socialistas es alcanzar también en el Consistorio gasteiztarra esa mayoría absoluta que les permitiría gobernar olvidándose del ruido. De momento, los sondeos dicen que, de nuevo, PNV y PSE se quedarían a las puertas de esa mayoría absoluta; pero serán las urnas las que dicten sentencia.
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