Estoy seguro de que no entro dentro del público potencial del invento ideado por Gerard Piqué e Ibai Llanos llamado Kings League y que este domingo llenó el Camp Nou. Sin embargo, como futbolero acérrimo me extraña el escaso interés que me suscita esta competición que aúna a estrellas de las redes sociales, exfutbolistas y jóvenes promesas del balón. Esta peculiar liga a la que se han sumado figuras como Casillas o el Kun Agüero en los banquillos, ofrece partidos de fútbol 7 con reglas ajenas al balompié tradicional y que apuestan por el espectáculo. Expulsiones temporales, comodines que pueden otorgar valor doble o triple a un gol o impedir el uso de las manos por parte del portero, penaltis a la carrera desde medio campo, fichajes sorpresa para un partido... Todo emitido gratuitamente online con acceso a lo que se dice en los banquillos o sobre el césped, con el árbitro como otro actor del show. Sus creadores justifican el proyecto en que el fútbol convencional aburre a una juventud que prima el consumo rápido de contenidos, las polémicas y los highlights. Soy de los que piensan que lo que aleja a las nuevas generaciones del deporte rey son los precios abusivos, un foco mediático centrado en Barça y Madrid y un arbitraje que ha enterrado la esencia vibrante de este maravilloso juego. Larga vida al fútbol.