Si por algo puede apenarnos una prematura eliminación de España en este Mundial de la infamia que acoge Catar es, sin duda, por no poder seguir degustando los hilarantes artículos de opinión de Mariano Rajoy. Tras cada partido de la selección de Luis Enrique, el expresidente del Gobierno escribe una columna para El Debate, trabajo por el que supuestamente no cobra. Como político no habrá dejado buenos recuerdos, pero el mundo de la filosofía y del humor le deberán mucho a partir de ahora. Sus opiniones son básicamente que España ganó 7-0 a Costa Rica, que ése es un buen resultado, que Gavi metió un “golazo”, que los cambios se hacen para dar descansos a los jugadores, que Costa Rica es Costa Rica, que Arabia Saudí y Japón son Arabia Saudí y Japón, que no hay enemigo pequeño, que Alemania es Alemania y que Alemania gana casi siempre. Es decir, reflexiones más propias de un niño de seis años que de un personaje que llevó los designios de este país durante tantos años. En esta vida, cualquier persona debería ser lo suficientemente inteligente para conocer sus limitaciones y evitar hacer el ridículo. Rajoy sabe de fútbol en el fondo lo mismo que un aficionado normal: nada. Sus aportaciones superficiales y aforismos crípticos le dejan a los pies de los caballos.