Habituada como está la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, a convivir con cámaras, micrófonos y un enjambre de periodistas a su alrededor no tuvo mejor ocurrencia el jueves que deslizar la idoneidad de que el ejecutivo de Pedro Sánchez dispusiera de un espacio en los medios de comunicación “ante la necesidad de que la ciudadanía acceda con veracidad” a las informaciones generadas por el Gobierno. Comparó este hipotético rincón con los pronósticos del tiempo en los que los meteorólogos nos ofrecen todo tipo de detalles sobre el tiempo de las jornadas venideras y la mejor receta para terminar con esos “intereses sesgados” que observa la ministra Rodríguez entre los medios de comunicación. Deduzco que la portavoz del gobierno no tendrá entre sus favoritos los informativos de la televisión pública o algún medio privado escrito de ámbito nacional. A través de ellos se encauza cómo y cuando le interesa al gobierno toda la información que quiere avanzar, filtrar o pulsar la respuesta de la ciudadanía. Inmediatamente después de lanzar esa peregrina idea la ministra Rodríguez, la maquinaria propagandística de La Moncloa salió en tromba a hablar sobre la errónea interpretación de sus palabras y a matar al mensajero.