La verdad es que iba a dedicar estas líneas a la frase de la semana: “Es el fin de la abundancia” –Emmanuel Macron, fin de la cita–. Pero en estos tiempos líquidos lo de frase de la semana suena demasiado permanente. Como mucho será la frase del segundo que costó pronunciarla. Paradójicamente, cuando Julio César acuñó lo de veni, vidi, vici ni existía TikTok, ni se había inventado la imprenta, pero milenios la contemplan. Puede que ahí esté el problema, hoy existe demasiada competencia. Mientras Macron pronunciaba su redonda sentencia el miércoles en París, Volodímir Zelenski declaraba en Kiev: “Se está decidiendo el futuro del mundo”. Toma frase para grabar en piedra. Más diré: desde que Winston Churchill dijo lo de sangre, sudor y lágrimas, está muy chungo igualar la metáfora para apelar al sacrificio. Así que, como el panorama está como está, sombrío, muy sombrío, he buscado alguna historia que me reconcilie medio segundo con el ser humano. Una joven perdió hace unas semanas su anillo de compromiso en una playa de New Hampshire. Lou, de 60 años, vio un llamamiento en Facebook para buscar el anillo con detectores de metal. Y allí que se fue con el suyo. Y tras varios días de búsqueda hizo bueno lo de la aguja en el pajar y encontró la sortija, que ha sido devuelta a su dueña. Final feliz entre las sombras.