Andar en bici es algo que aprendemos en nuestra más tierna infancia. Inconscientemente es uno de los primeros contactos con algo parecido al deporte como correr, saltar, chapotear en el agua o dar las primeras patadas a una pelota. Pues resulta que hace tiempo que se ha convertido en un deporte de riesgo. Cualquiera que sale a rodar una mañana de fin de semana corre riesgo de no volver a comer a casa. Así de crudo. Eso no impide que la pasión por las dos ruedas lleve a muchos a seguir con su afición. Pero el peligro está ahí como se hace patente con trágicas noticias cada cierto tiempo. La última llegó este pasado domingo con un saldo de dos muertos y varios heridos graves después de que un miserable con antecedentes por delitos de tráfico y sin puntos en el carnet arrollara intencionadamente a un grupo de ciclistas en Barcelona. Al día siguiente otro ciclista perdía la vida en la carretera en Madrid. Los accidentes ocurren pero hay conductores que ponen mucho de su parte para que ocurran no respetando las distancias, corriendo de más, circulando bajo los efectos del alcohol o las drogas o perdiendo la paciencia, algo que ocurre también en las calles de Gasteiz y que hace que muchos ciclistas urbanos sigan subiéndose a las aceras.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
