Tras el ilusionante debut del nuevo Alavés de Luis García Plaza anoche en Leganés, el alavesismo cuenta las horas para volver a Mendizorroza. Pese al sinsabor del descenso, la afición ha demostrado este verano que tiene ganas de Glorioso y de olvidar unos últimos años de angustias clasificatorias y juego rácano que terminaron con la pérdida de categoría. Con las heridas de la caída desde la élite aún recientes, lo más doloroso en la vuelta a Mendi puede que no sea explicarle a los más txikis que esta temporada no pasarán por allí el Madrid, el Barça, la Real o el Athletic. Será decirles que el portero ya no será Pacheco. Y es que algunos de los más jóvenes no han conocido a otro guardando la portería albiazul. “Lo importante es el escudo de la camiseta y no el nombre que hay detrás” o “los jugadores pasan pero el club permanece” son mantras futboleros que la afición albiazul ha hecho suyos demostrando su fidelidad en los peores momentos. Pero es innegable que los referentes ayudan a perpetuar ese sentimiento de pertenencia. Y Fernando Pacheco se ha ganado a pulso ser considerado como uno de esos referentes del alavesismo desde que llegó a Vitoria en 2015 hasta el punto de entrar en la historia del club. Se marcha uno de los nuestros y solo queda desearle suerte y agradecerle todos estos años.