a verdad es que disfrutar de la llegada del santo meón en estas condiciones es un ejercicio de activismo supremo. Pese a no existir fiestas como tales, la organización de actos conmemorativos en honor de los patrones de este santo lugar podría haber desatado cierto halo jaranero en el personal, que está expectante ante la llegada de esta jornada tan deseada de finales de abril. Sin embargo, la concatenación de diluvios, tanto sanitarios como meteorológicos, parece prever que la gran mayoría de alaveses va a disfrutar de San Prudencio resguardada en casa, evitando asomar el morro más allá de lo aconsejable y, si puede, degustando desde sus respectivos comedores un revuelto de perretxikos de temporada con Rh alavés o un plato de caracoles con txapela ligado con esa salsa capaz de resucitar a un muerto. En cualquier caso, estoy seguro de que, como de costumbre, pagarán justos por pecadores y desde los medios de comunicación tendremos que dar fe de la existencia de un número no pequeño de mendrugos capaces de pasarse por el arco las recomendaciones, el sentido común y el amor al prójimo para ciscarse en lo más sagrado, que es la salud de los demás. En fin, garrulos los ha habido, los hay y los habrá. Que el santo nos pille confesados.
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