oy me he vuelto a levantar perplejo. Sí, lo sé. No es ninguna novedad, ya que ocurre cinco días de cada cuatro. Pero, aún y todo, creo que mi confusión actual supera todos los estadios anteriores y creo saber por qué. Hace unos días escuchaba a la ministra de turno hablando de salvar la próxima Semana Santa y de dar un poco de aire a los negociados tradicionales de la economía española, muy ligados al turismo, a la hostelería y al ocio en general, epígrafes, todos ellos, aptos para ayudar a engrosar los listados de nuevos contagios por covid-19 y de más enfermos en las UCI de los hospitales de toda la geografía. Fue entonces cuando comenzó a funcionar mi proceso interno de reflexión que, lento pero seguro, muy al estilo del denostado diésel, me ha llevado a conformar una opinión granítica, que vendría a asumir que gran parte de los gobernantes que nos han tocado en suerte han logrado medrar en la vida y en la política gracias a la formación impartida por la academia de la Señorita Pepis. Supongo que hay gente que no se esfuerza en demasía en ocultar su zoquetismo ilustrado, pero estaría bien que, en aras de evitar más daños, se quedasen calladitos y sin levantar la liebre. No obstante, me da a mí al hocico que eso es mucho pedir.
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