omo últimamente cada vez que echo un vistazo a la actualidad me llevan los demonios, hoy retomo un asunto correspondiente al jueves, en el que se conmemoró el día mundial, internacional o interplanetario del abrazo. La semana ha sido prolija en días de; ya empezamos el lunes con el invento del blue monday. A ver, detecto cierto ensañamiento: en los últimos diez meses hemos superado el concepto de blue monday, puñetero blue year o blue a secas, porque quién sabe cuándo acabará este mojón que ha hecho que, efectivamente, echemos de menos los abrazos. Un abrazo reconforta, puede expresar alegría, amor, acompañar en el dolor, denotar tristeza en la despedida; un abrazo alimenta el alma y nos ofrece el calor y la cercanía de otro ser humano. Día del abrazo... vete a reírte de otro, anda. Afortunadamente, el jueves fue también el día internacional del pantalón de chándal. Muy fan. Admitamos que esta pandemia, y su consiguiente confinamiento domiciliario, nos ha permitido reivindicar el espacio que en justicia correspondía al pijama y al chándal. Pero no nos engañemos, el día que moló de verdad fue el sábado pasado, día internacional de la croqueta. Eso sí que es una celebración merecida. Apunten para que no se nos pase: el día 30 es el día internacional del cruasán, sacre bleu!