e acerca Navidad porque con semanas de antelación comienza una bizantina discusión sobre el menú de la cena de Nochebuena y la comida navideña, fantástica discusión que sabes que perderás. Se acerca Navidad porque los primos sabemos que a la hora que Olentzero salga a pasear por Pamplona estaremos esperándole en Carlos III, para luego reponer fuerzas con la tortilla de patatas de nuestro bar de siempre. Se acerca Navidad porque sin tener que cuadrar agendas con meses de antelación, la cuadrilla sabe que se reunirá antes de la cena de Nochebuena para potear por las calles del Casco Viejo; que un año estaremos unos, otro otros, que vamos sumando críos a la quedada, pero que siempre hay alguien con quien brindar y compartir un buen rato. Se acerca Navidad porque unos días antes comenzaremos a hacer acopio de cambios para el bingo familiar. Se acerca Navidad porque hay un montón de pequeños rituales que cada año se repiten, que tienen que ver con reunirnos, con reencontrarnos, con compartir buenos ratos, con charlar sin prisas, con reírnos, incluso con recordar a quienes ya no están. Pero este año me están faltando señales y he tenido que recordarme que lo bueno de la Navidad no está en el calendario, sino en la confianza de que cuando las hojas de 2021 caigan todos esos rituales seguirán vivos. Eguberri on!
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