lgún día alguien estudiará las estrategias comunicativas de estos días de pandemia. Observemos un poco a vuelapluma el panorama. Terremoto político en el Congreso con la tramitación de los Presupuestos Generales del Estados, con dos epicentros: por un lado, el anunciado inédito apoyo a EH Bildu; por otro, la tensión PSOE-Unidas Podemos por la enmienda sobre la prohibición de desahucios pactada por los morados con ERC y EH Bildu. Cuidado porque en este último punto el pasado fin de semana aparecieron informaciones sobre la intención de Pedro Sánchez de abordar una reorganización del Consejo de Ministros. El mismo día de la publicación, Sánchez rechazaba una crisis de gobierno en el “corto plazo”. En el mundo del fútbol, el adagio dice que si el presidente sale públicamente a confirmar su confianza en el entrenador, al entrenador le quedan pocos telediarios. En paralelo, PP, Ciudadanos y Vox recuperan contra la ley Celaá la fotografía de unidad que acuñaron en Colón y que Pablo Casado parecía haber pulverizado en el debate de la moción de censura. Ayer, Casado daba por enterrada la fórmula de España Suma, horizonte de elecciones catalanas incluido. Y mientras, el domingo Sánchez se descuelga con una estrategia de vacunación común a todo el Estado que se aprobará hoy en el Consejo de Ministros.
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