a lo escribí hace unos días, si el curso político fuera una serie de televisiva, los dedicados a los presupuestos serían los episodios álgidos de la temporada. Y aquí estamos, subidos a la ola desde que la semana pasada, con una puesta en escena efectista y efectiva, Arnaldo Otegi anunciaba en una entrevista radiofónica la intención de EH Bildu de apoyar las Cuentas de Pedro Sánchez, anuncio aplaudido por Pablo Iglesias en redes sociales, haciéndose Iglesias un hueco en el debate y, de paso, poniéndo en un brete a su socio de gobierno. En cualquier caso, un movimiento tectónico inédito que, paradojas de la política, ha generado respuestas muy conocidas. Por un lado, el PP vuelve a colocar a las víctimas de ETA en el centro de su discurso para atacar al Ejecutivo. Pero el principal problema seguramente le viene al Gobierno del fuego amigo, de esa vieja guardia del PSOE más jacobino. De modo que el PSOE ha pasado del polémico discurso de Ábalos del domingo de “Bildu ha sido más responsable que el PP con los Presupuestos” a subrayar la no existencia ahora mismo de un pacto. Y el mensaje de ayer de Adriana Lastra tampoco tiene desperdicio: “Yo siempre escucho atentamente a nuestros mayores pero ahora nos toca a nosotros. Somos una nueva generación a la que le toca dirigir el país y la dirección del PSOE”.
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