as tramitaciones presupuestarias suelen ser uno de los platos fuertes del curso político y, al margen de su obvia trascendencia para la ciudadanía por lo que en ellas se dirime -aunque a veces parezca que es lo que menos importa-, no nos engañemos, también son uno de los episodios más divertidos de la temporada. En Euskadi todavía estamos en los prolegómenos, pero el debate en el Estado ya está al pil pil y ya hemos tenido la primera campanada: anuncio de Arnaldo Otegi sobre la intención de EH Bildu de apoyar las Cuentas del Gobierno de PSOE-Unidas Podemos, poco antes de que el miércoles se iniciará el debate de las enmiendas de totalidad. La decisión no es baladí, de hecho, es una de esas que en su categoría puede calificarse de histórica. En cualquier caso, al margen de lo que cada uno opine del asunto, yo quería fijarme en el eco que el asunto tuvo ayer en el Parlamento Vasco. Tengo la impresión, ya veremos cómo evolucionan las cosas, de que ambos escenarios viven relaciones algo así como inversamente proporcionales y de que, de algún modo, los partidos vascos están dirimiendo ahora mismo su pulso en el Congreso, aunque eso les suponga alguna paradoja más o menos incómoda. Pero qué es la política sino eso, los eternos pelos en la gatera. Lo dicho, ya veremos cómo evolucionan las cosas.
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