l peregrinar televisivo a veces te lleva a lugares curiosos, sorprendentes y hasta interesantes. Lo del toque de queda ha propiciado en casa una sobredosis de menú documental sobre las elecciones estadounidenses. Creo que ni en las elecciones de 2008, cuando Obama fue elegido presidente por primera vez, me hice semejante máster en caucus, estados bisagra, patos cojos, Colegio Electoral y demás parafernalia. Pues ahí estábamos, después de seguir a Jon Sistiaga en el primer episodio de su viaje por los Estados Desunidos, y de pronto nos asalta en pleno zapping desganado un documental con el siguiente título: Gilipollas, la teoría. El programa se basa en el libro del profesor y filósofo Aaron James Assholes: a Theory y se plantea preguntas como ¿un gilipollas nace o se hace? o ¿por qué los gilipollas prosperan en ciertos entornos? Cuidado, que el trabajo, más allá de cierto punto de humor y de la obvia provocación terminológica, tiene su poso argumental y habla de todos los ámbitos de la vida, de la universidad a la empresa o la política, de la vida privada a la pública. Si tienen ocasión, denle una oportunidad, les dará que pensar y, si no, al menos se divertirán. Y justo después, en el mismo canal, nos sumergimos en El mundo según Trump.
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