uve en la carrera una asignatura de literatura en la que el profesor sostenía que toda gran obra literaria, toda gran historia al fin y al cabo, acaba versando sobre un viaje, literal o metafórico, pero viaje al fin y al cabo. De hecho, si lo piensan, ambas facetas del viaje pueden ser complementarias. En fin, pensaba en lo del viaje leyendo la historia de Pierre, un belga de 72 años que vive habitualmente en una residencia de Charleroi y que, a decir de sus cuidadoras, tiene sus facultades algo mermadas. Pierre tiene ganas de ver a su hermana y reserva un billete de avión que lo lleva hasta Girona. Allí, desorientado, es encontrado más de un día después por los Mossos, que lo trasladan a un hospital. Un agente de la Oficina de Relaciones con la Comunidad se interesa por el caso, pero Pierre ha cogido el alta voluntaria. Un día después lo encuentra la Policía Local de Girona. Contactan con el consultado belga, que se desentiende. Pierre dice que solo quiere ver a su hermana y contactan con ella a través de Facebook. La hermana vive... en Gijón. La agencia de viajes ha confundido Girona con Gijón. Pierre aún andará unos días de aventuras y desventuras por la ciudad asturiana hasta que se encuentre con su hermana. Unas dos semanas de idas y venidas. Girona, Gijón, tan cerca, tan lejos. Ojalá Pierre ya esté tranquilo.
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