o sé si voy a tener Mesas suficientes para aplaudir a tanta gente. Seguramente tengo el buenismo un poco subido, pero ante la situación que estamos viviendo -“el mayor reto desde la II Guerra Mundial”, en palabras de Angela Merkel, que no es menor que la canciller alemana diga esto- sigo prefiriendo quedarme con esas cosas que me reconcilian con el ser humano. Sí, lo he dicho más veces, la esperanza debería ser lo último que perdiéramos, aunque los seres humanos no demos, como regla general, demasiado motivo para ello. Así que hoy aprovecho estas líneas para ponerme un poquito ombliguista y aplaudir a otros que estos días siguen al pie del cañón para hacernos esta situación un poquito más llevadera y mantenernos informados. La desinformación es el camino más recto, entre otras cosas, hacia el pánico. Así que hablo de todos esos quiosqueros y puntos de venta que siguen levantando cada día la persiana, de quienes se encargan de distribuir periódicos como éste y, por supuesto, de los periodistas que estos días están al pie del cañón en todos los medios, pero sobre todo -lo entenderán- de mis compañeros de DNA que desde sus distintas funciones hacen posible cada día este periódico que esperamos les sea útil, de los que estos días teclean en sus casas -os echamos de menos- y, por supuesto, de los poquitos que estamos en esta redacción. Eskerrik asko!
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