enemos a casi toda la parroquia habitual de nuestro querido templo del cortado mañanero metida ya en el grupo watsapero creado para la ocasión, que hasta los viejillos más reticentes se han sumado al carro, bajo amenaza de darse de baja si damos mucho el coñazo con los mismos vídeos que ya reciben de sus hijos, nietos y demás. En persona solo nos vemos si alguien se cruza por la calle cuando vamos a hacer la compra de alimentos. Toca hacer fila. Separados por dos metros como mínimo. Ahí sí que aprovechamos para gritarnos las tonterías habituales, para asombro de quienes también están pero no saben de nuestras chorradas. De hecho, el otro día en la panadería, coincidí con uno de ellos, nos tomamos un poco el pelo a grito pelao y la señora que teníamos entre ambos, nos preguntó horrorizada: ¿pero están ustedes de coña, no?. Sí, señora, es que nos va la marcha y estamos demasiado aburridos. El que está irreconocible es nuestro amado escanciador de café y otras sustancias. Con el local cerrado, todos los días a primera hora se dedica a escribir o llamar a los más mayores para saber si están bien y darles un poco de palique. Le ha salido el alma teletubi y nos tiene a todos asombrados. Sin sus tacos, todo hay que decirlo, esto no es lo mismo.
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