hace más de treinta años, cuando cada día interrumpía mis actividades estivales para ver la enésima reposición de El coche fantástico, no hubiera podido imaginar que algún día vería relojes desde los que puedes hacer llamadas y vehículos que andan solos, y sin embargo ese día ha llegado, haciendo realidad lo que entonces solo era posible en ese universo polvoriento por el que circulaban desfaciendo entuertos un macarrilla de pelo en pecho y su Pontiac negro. Las cosas están yendo incluso más allá en este mundo cada vez más distópico, y de hecho unos jóvenes investigadores estadounidenses, atención, financiados por el Departamento de Defensa de su país, han sido capaces de crear con las células de una rana organismos vivos que hacen lo que se les ordena, todavía de forma muy rudimentaria. Visto que la inteligencia artificial, otra de esas cosas que antes solo salían en las películas, va a incrementar exponencialmente el potencial de avance de la ciencia, para bien y para mal, cabe preguntarse cuánto tardarán esos bichitos teledirigidos en evolucionar hasta convertirse en asesinos cibernéticos de esqueleto metálico y cara de gobernador republicano, con su ropa de cuero, su escopeta recortada y su Harley Davidson.
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