Alguien dijo que también a Camarón lo quisieron linchar por desfigurar el flamenco cuando parió La leyenda del tiempo, y tal fue el cargo de conciencia que me entró tras leer dicha reflexión que, por fin, vencí mi pereza y le di una oportunidad a Rosalía porque, al fin y al cabo, si tanto gusta, si tanta formación musical tiene, si tanto se habla de ella, algo habrá. Si lo hay yo no lo he encontrado, aunque he de confesar que mi exploración no duró más de tres canciones porque tras unos pocos minutos de escucha lo único que eran capaces de distinguir mis oídos era un reguetón más sincopado de lo habitual, y con lo que pinchan los conductores en el semáforo y los hosteleros en los bares, y con lo que se oye en la tele, en las mochilas de los adolescentes y hasta en la función del cole tengo más que suficiente. Así pues, pasé a otra cosa, eso sí, desde la más respetuosa humildad, porque a lo mejor lo que pasa es que yo estoy desfasado, y si en su día maestros como Frank Sinatra despreciaron el rocanrol con sentencias tan contundentes como la que te recibe en la puerta de Helldorado, quizá hoy los más viejos del lugar también padezcamos de cierta presbicia musical. No pasa nada, que cada cual escuche lo que le dé la gana, que yo haré lo propio.
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