En verano y sobre todo en esos días en los que más aprieta el calor, las ciudades se convierten en lugares inhóspitos para los pájaros. Cada vez son más los edificios que cuentan con cubiertas eficientes y que apenas ofrecen refugio a las pequeñas aves urbanas. Técnicamente no son animales domésticos, pero sí visitantes asiduos de nuestro hogar, por lo que no está de más ofrecerles nuestra ayuda y cuidados. La población de gorriones disminuye de forma alarmante, y no son los únicos.
Aunque los factores son variados, y van desde la contaminación a la falta de lugares en los que refugiarse y anidar, en esta época estival los problemas tienden a agravarse, ya que las calles se convierten en un horno para todos. En el caso de existir restricciones de agua, las fuentes se cierran agua y el riego de parterres y jardines públicos disminuye, por lo que los charcos de los que beben y se refrescan las aves desaparecen.
Ofrecerles agua
Para evitar una hecatombe entre las aves en verano, nosotros, los humanos urbanitas, podemos intentar echarles una mano dándoles de beber.
Para ello basta con llenar un plato de agua y dejarlo en un lugar tranquilo, como el balcón o el alfeizar de una ventana donde los gorriones, jilgueros, herrerillos y otras pequeñas aves puedan disfrutar bebiendo o dándose un baño.
Es y parece sencillo, pero hay que seguir algunas reglas para evitar problemas. La primera de ellas es que no debemos olvidar que también pueden acudir a saciar su sed aves de mayor porte como palomas, urracas o tordos. Su peso y movimentos bruscos pueden hacer que el recipiente se mueva o se vuelque. Para evitarlo se puede fijar a una base o poner en su interior alguna piedra que le dé peso y evite sustos.
Lo de poner dentro del plato algo como una piedra puede ayudar a que en caso de accidente, de caerse dentro puedan salir con facilidad. Esto es una media de seguridad adicional para evitar ahogamientos, pero lo más importante es que la profundidad del agua no supere los dos centímetros.
Para manitas
Para hacer un bebedero sencillo basta una botella de plástico, de agua o de refresco, al que se le corta longitudinalmente un lateral hasta la mitad. Con un soldador o un punzón se hacen dos agujeros a cada lado de la abertura para pasar una cuerda por ellos y poder colgarla quedando horizontal.
Desde la Sociedad Española de Ornitología, en colaboración con el Proyecto Libera, enseñan, para quienes son manitas y amantes del bricolaje, un bebedero con un buen depósito de agua que evita tener que rellenar todos los días. Basta con una botella de plástico, un plato del mismo material, un tornillo, una tuerca , un par de arandelas, una pistola de silicona, un soldador para el plástico y alambre.
Estos son los pasos
- Empezar haciendo un agujero con un soldador en el centro del plato y otro en el centro del tapón de la botella.
- Unir el plato y el tapón pasando un tornillo por los agujeros y sujetarlo con la tuerca. Para reforzar la unión, a cada lado se coloca una arandela.
- Sellar ambos lados silicona aplicada con la pistola para que no se pierda agua.
- En la boca de la botella se hacen cuatro agujeros con el soldador, dos justo encima del aro que cierra el tapón y otros dos a distinta altura en el cuello de la botella. Estos dos deben quedar por debajo del borde del plato para evitar que agua rebose.
- Poner un aro de alambre alrededor de la base de la botella y engancharle otro trozo de alambre a modo de asa y que servirá para poder colgarlo.
- Llenar la botella de agua y cerrarla con el plato-tapón. Solo queda colgarlo con el culo de la botella hacia arriba.
A la hora de escoger dónde colocarlo, hay que tener en cuenta que sea de fácil acceso para nosotros y difícil para los depredadores, en especial para los gatos.