Quiero un animal de compañía, pero mi vivienda es la que es, la dedicación que necesita un perro no está a mi alcance y los gatos no me gustan (sí, hay gente de esa). Por eso creo que un pájaro es la opción más convincente. Además, sus trinos alegran el entorno.
Para muchos, estas reflexiones bastan para entrar en el mundo de las aves domésticas. Pero la realidad es que no son suficientes.
Si vamos a responsabilizarnos de otro ser vivo, debemos ser conscientes de sus necesidades y de qué es lo que podemos ofrecerles. Por ello, debemos ser sinceros con nosotros mismos y tener en cuenta una serie de criterios para elegir la más adecuada a nuestras circunstancias.
¿Soy primerizo en esto de las aves?
Como en muchos casos, si es la primera vez que se va a tener un pájaro, lo más sensato es ir a lo sencillo, que son las tradicionales aves domésticas. Su principal rasgo es que ya están adaptadas al ser humano y se adaptan al cautiverio con facilidad. Sus exigencias son sencillas de satisfacer por conocidas. Las aves exóticas y las salvajes deben quedar para expertos o para profesionales. Los canarios, los periquitos y las cacatúas son los más habituales.
¿De qué tamaño es y cuánto espacio tengo?
Parece una obviedad, pero lo primero es saber dónde quiero que esté la jaula y de cuánto espacio dispongo para ella. No es lo mismo un periquito que una cacatúa, el espació que requiere cada uno es distinto. Además, s no solo tienen que estar dentro, también tienen quepoder moverse e incluso hacer pequeños vuelos.
¿Es un pájaro sociable?
Este aspecto ofrece diferentes facetas que hay que evaluar. La primera de ellas afecta directamente al punto anterior: si necesita o no vivir con una pareja. Si es que sí, la jaula necesita ser más grande y tendremos que prever la posibilidad de que críen.
Pero además, a lo mejor en casa hay otros habitantes, bien otras mascotas bien otros humanos. En ambos casos deben ser pájaros que sepan sociabilizar. El recién llegado atraerá la atención de todos ellos, por lo que habrá que observar cómo interrelacionan entre ellos. Los periquitos tiene la mejor fama en temas de convivencia.
¿Habla o canta el pajarito?
Uno de los atractivos del mundo de las aves es su capacidad de emitir sonidos. Por ello, algunas especies, como el casi omnipresente canario, son especialmente valoradas por sus trinos. Otros se limitan a gorgojear o graznar, aunque también pueden dar una buen sonido ambiental al hogar. Pero, ojo, no hay que olvidar jamas que los sonidos, por muy musicales que nos suenen no son otra cosa que una forma de comunicación, por lo que para que se desarrolle plenamente necesita de compañeros para hacerlo. Y esto nos lleva a las dos cuestiones precedentes.
En cuanto a los ejemplares que hablan, algunas especie de loros y de córvidos, en realidad tiene que ver con su capacidad de imitar sonidos de su entorno. Si este es el objetivo, a no ser que venga aprendido (raro) habrá que dedicarle mucho rato para que aprenda las palabras.
¿Cuántos años viven?
Por lo general el roce hace el cariño, por lo que una esperanza de vida corta puede que no sea lo más deseable. Los pájaros pequeños, en su medio natural, suelen vivir unos cinco años. En cautividad esta cifre es mayor. Alejados de los depredadores, en unas condiciones ambientales estables, con una fuente de alimentos continua y regular y la posibilidad de curarse de enfermedades gracias a los veterinarios pueden llegar a doblar su esperanza de vida. Los loros y guacamayos son de las más longevas, llegando a sobrevivir a sus humanos. .
¿Dónde adquiero el ave que busco?
Aquí hay que ir a lo seguro. Hay que buscar un criador o un proveedor registrado y autorizado. Hacerlo así ahorra problemas y sorpresas. De entrada, se conoce y certifica el origen del pájaro, lo cual es una garantía de que procede de un criadero y no se ha capturado en la naturaleza de forma ilegal. También que se adquiere una ave doméstica y no una exótica o salvaje, algo que podía acabar ocasionando desencuentros con la ley por poseer una especie protegida o importada ilegalmente.
También es una forma de garantizar que esté sano, algo con más importancia que la salud del propio pájaro ya que algunas de las patologías que sufre pueden afectar no solo a otras aves con las que pueda convivir, sino que también a las personas, en esepciala a niño o personas con patologías previas.