El Supremo se lo guisa, el Supremo se lo come.
En una resolución cantada, la Sala de Apelaciones del Alto Tribunal ha avalado la decisión del empecinado juez Llarena de no aplicar la ley de Amnistía al president de la Generalitat expatriado Carles Puigdemont. Entre colegas togados no se van a pisar la manguera, se da por bueno el argumento a medida de que el delito de malversación que se le atribuye al líder de Junts queda fuera de la norma de gracia.
#OtraMuestraDeNormalidad
El expresident ya se lo esperaba
Desde el exilio en que va a tener que permanecer, Carles Puigdemont se apresuraba a mostrar su desencanto en su cuenta de X. En realidad, confesaba que nunca esperó una resolución diferente. “La decisión no es ninguna sorpresa ni en el fondo ni en la forma. Confirma la actitud de rebeldía contra el poder legislativo y la pataleta ante una ley que no les gusta”, apuntaba, antes de ironizar: “Otra muestra de ‘la normalidad’ que pregona el poder político (y mediático) de Catalunya”.
#FracasoDeBolaños
El PP aplaude con las orejas
La noticia desataba la euforia al fondo a la derecha. Los principales espadachines dialécticos del PP se precipitaron a lanzar Hurras por sus justicieras señorías. La consigna era situar en la diana al PSOE. “¿Y ahora qué, Pedro Sánchez?”, disparaba el lenguaraz relegado Elías Bendodo.
La no menos marginada por la Génova oficial Cayetana Álvarez de Toledo dirigía su dardos al ministro de Justicia. “Otro fracaso de Félix Bolaños”, se regodeaba.
#CruzadaEnSolitario
El unionismo se apunta el tanto
Como todas, esta pretendida victoria tiene muchos padres. Además de las siglas de siempre, el chiringuito que atiende por Societat Civil Catalana y que absolutamente nadie sabe muy bien ni a quién representa ni de dónde saca pa’ tanto como destaca se daba pisto a cuenta del auto.
“La negativa del Supremo a aplicar la amnistía a Puigdemont por el delito de malversación refuerza nuestra cruzada judicial (en solitario) ante el Tribunal de Justicia de la UE”, se jactaba en un mensaje ilustrado con la imagen de una de sus minúsculas manifestaciones, eso sí, con un encuadre creativo para simular una gran masa. Como remate, evacuaba una soflamilla marca de la casa: “No se puede borrar la corrupción política. El prófugo debe rendir cuentas. Así es la democracia”.
#APrisión
Ortega Smith (& Wesson)
Como a todo hay quien gana, el ultramontano malquerido por Abascal Javier Ortega Smith veía todas las apuestas anteriores y ponía sobre el tapete su puja. “¡¡¡Puigdemont a prisión!!!”, se desgañitaba junto a un recorte del diario El Mundo (no es casual la elección) que daba cuenta de la resolución del Supremo de zumbarse los recursos del propio expresident, la Fiscalía y la abogacía del Estado. Todo en orden.