Homenaje a Einstein. Si hay un ámbito en que todo es verdaderamente relativo, ese es el político. Ahí tienen al PSE, con su tercer peor resultado histórico en unas elecciones al Parlamento Vasco, erigido en dueño de la llave del próximo gobierno en la demarcación autonómica.
Ahora mismo, tal y como salieron los endiablados números de anteayer, Eneko Andueza tiene la capacidad para inclinar la balanza hacia la pujante fuerza de la izquierda soberanista (disfrazada de menos izquierda y menos soberanista) o hacia el resistente partido más que centenario que, contra el signo de los tiempos, ha conseguido los votos y los escaños suficientes como para aspirar a seguir liderando el país.
Escribo Andueza, claro, pero quiero decir y digo Pedro Sánchez. Suya será la decisión final, como siempre, en función de sus intereses. No los de su partido, sino los de su persona.
Negociar... sin prisa
En el minuto de escribir estas líneas, todo apunta a que Sánchez, con dos elecciones peliagudas a la vuelta de la esquina, optará por la formación jeltzale, a la que, en última instancia, le debe haber llegado a Moncloa. Eso, sin contar la lealtad que le ha granjeado el Grupo Vasco en el Congreso, muchas veces, sin habérsela merecido. Su pronta felicitación a Imanol Pradales invita a pensar que el escenario que contempla es el de la reedición de un acuerdo de gobierno que ha sido muy beneficioso para ambos socios y, lo que es más importante, para el país.
Puesto que tampoco nadie ha nacido ayer, es de cajón que esta vez el precio será todavía más alto. Puede empezar por la exigencia de la presidencia de la Cámara y, a partir de ahí, de más peso en el Gobierno, con la condición de vicelehendakari primero para el propio Andueza. Y, por descontado, algún departamento de más relumbrón que los que los socialistas han encabezado en la última legislatura.
¿Salud? ¿Seguridad? Sería un buen negocio para el PNV entregar semejantes patatas calientes a su socio, pero tal circunstancia no va a ocurrir. Habrá que ver, por lo tanto, por qué derroteros transcurre la negociación. Pero no tengamos prisa. Hay, como poco, dos meses . Esto solo acaba de empezar.