No dejo de leer y escuchar que el nuevo gobierno de Pedro Sánchez tiene un cariz “más político” que los anteriores. Confieso que no tengo muy claro el significado de esa expresión que, por lo demás, es la que se ha utilizado en cada remodelación. Supongo que es solo uno de tantos latiguillos de los que echamos mano para dar empaque a los titulares y para tirarse el moco en las tertulias.
Lo que sí se puede decir es que apenas ha habido lugar para las sorpresas. Incluso los nombres no esperados, como el canario Torres, el fajador Puente o la discreta Ana Redondo no suponen una gran ruptura con nada.
Y de los que siguen, parecía claro que el jefe de fontanería de La Moncloa, Félix Bolaños, estaba pidiendo a gritos un superministerio que englobara de verdad la totalidad de sus delicadas tareas. Empezando por cabalgar ese tigre que esta legislatura va a ser la aprobación de la ley de amnistía.
Escrivá, al rincón
Si hay que destacar una novedad, con todo, me inclino por la que nos toca más de cerca. Desde luego, resultaba muy difícil vaticinar que la navarra Elma Saiz se vaya a hacer cargo nada menos que de la cartera de Seguridad Social. Será con ella con quien tenga que negociar el Gobierno Vasco (ojalá también el de la demarcación foral, aunque no parece) el peliagudo traspaso de la materia eternamente pendiente. Aunque la actuación de Saiz en el Ayuntamiento de Iruñea no invita al optimismo, será difícil que haga bueno a su antecesor, José Luis Escrivá, que siempre ha sido una piedra en el zapato jeltzale... Y eso, siendo finos con la analogía, porque el ya desplazado al recién creado Ministerio de Transición Digital se distinguió por liarlas pardas.
La otra noticia de relieve de la renovación del gabinete está en el lado del socio minoritario. Finalmente, a Yolanda Díaz no le ha temblado el pulso y ha dejado a Podemos con dos palmos de narices. Se consuma la última amenaza de la líder de la plataforma autotitulada de “izquierda alternativa”. Si los morados no aceptaban al señalado a dedo Nacho Álvarez, se quedarían fuera del reparto. Todo hace indicar que la decisión supone la ruptura de la coalición.